lunes, 28 de abril de 2025

Capitanes de abril (2000)

La dictadura portuguesa (1926-1974) surge tras el golpe militar del 28 de mayo de 1926. Se impone un régimen de tendencia fascista, inspirado en el de Mussolini en Italia, en el que Antonio de Oliveira Salazar va cobrando importancia. En 1928 es nombrado ministro de Finanzas y en 1933 se erige en el líder absoluto, cuando instaura el Estado Novo que se prologa durante cuatro décadas, hasta abril de 1974, sin que nadie haga o pueda hacer nada para derribar su dictadura. Finalmente, ya sin Oliveira Salazar, fallecido en 1970, y cuando el régimen se encuentra debilitado de muerte, apenas alguien da su apoyo a un sistema que ni siquiera el grueso del ejército simpatiza con él, pues su impopularidad se agudiza debido a la guerra colonial, entre 1961 y 1974. Son nuevos tiempos, son nuevas generaciones. El Estado Novo es viejo y está obsoleto, apenas respira, su poder ya carece de terror que lo sustente; ni siquiera los capitanes del ejército moverán un dedo para defenderlo, pues ahora son parte de una oposición que, hasta entonces silenciosa y clandestina, sale a la calle entre el 24 y el 26 de abril para poner fin a casi medio siglo de dictadura; tal como recrea Maria de Medeiros en su primer largometraje como directora: Capitanes de abril (Capitães de abril, 2000), una película realizada en régimen de coproducción que le permitió su elevado presupuesto y la presencia de un reparto internacional para recrear los hechos acontecidos entonces. El 25 de abril de 1974, se desata la Revolución de los Claveles, que pone punto y final al totalitarismo que Antonio Salazar había liderado hasta su muerte; en realidad hasta que cayó enfermo en 1968. Nadie logró echarlo, pero la agonía del régimen era una realidad que apuntaba su final, aunque cabe recordar que toda agonía totalitaria conlleva un incremento de su violencia, reflejo de su miedo y de su impotencia para perpetuarse. Ese 25 de abril, Portugal sale de su letargo en busca de liberarse y lo hace dando ejemplo pacífico, florido y musical cuando suena en la radio y en las calles Grândola Vila Morena de Jose “Zeca” Afonso, es la señal del inicio, de que no hay vuelta atrás…. Ambos, canción y autor, se convierten en mitos y en símbolos de la libertad de un pueblo que invita a otros a hermanarse y ser libres. Un año y medio después, en noviembre de 1975, la península ibérica quedaría libre de dictadores. Como dicen en mi tierra: <<non foi sen tempo>>…





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