lunes, 7 de abril de 2025

Cuando Almanzor perdió el tambor (1984)

Durante el franquismo, sobre todo entre la segunda mitad de la década de 1940 y los primeros años de la siguiente, hubo una eclosión del llamado cine histórico, aquel del que era tan asiduo Juan de Orduña y aquel de cartón piedra que Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem caricaturizan en Esa pareja feliz (1951), su primer largometraje y un soplo de aire fresco para la pantalla española. En ese tipo de cine que bebe de la historia, salvo excepciones, concedía su protagonismo a personajes relacionados con las coronas de Castilla y de Aragón, es decir, con el periodo que se consideraba el esplendor castellano aragonés, aquel que comprende desde los reyes católicos hasta los primeros Austrias (Carlos y su hijo Felipe), que, aunque lograron construir el mayor imperio, también plantaron las semillas de la lenta agonía que los Borbones apuraron cuando accedieron al trono español. Sin embargo, eran biografías en las que la realidad histórica quedaba supeditada a la propaganda del régimen, a su idea de esa grandeza española que tanto le gustaba al dictador. Tras su muerte en 1975, y con la llegada de la democracia, el cine histórico español, que había caído en el olvido, recuperó parte de aquella manía de tergiversar, aunque, en esta ocasión, se hizo, eliminando aquel papanatismo de solemnidad, para satirizar y divertir; si se puede llamar así a las propuestas de Cristóbal Colón, de oficio descubridor (Mariano Ozores, 1982), El Cid cabreador (Angelino Fons, 1983), Juana la loca… de vez en cuando (José Ramón Larraz, 1983) o este despropósito similar titulado Cuando Almanzor perdió el tambor (1984). Pero el film de Luis María Delgado, cineasta que tuvo mayor tino cuando realizó, junto a Fernando Fernán Gómez, Manicomio (1954), tiene la particularidad de conceder el protagonismo a un caudillo ibérico musulmán, algo que durante el franquismo sería poco menos que imposible, ya que había que ser “muy de aquí” para ser un héroe o una heroína de película. Aparte de que Al-Mansur o Almanzor lo era, me refiero de aquí, pues nació en las inmediaciones de Algeciras, resulta que su figura no ha tenido un intento de adaptación a la ficción cinematográfica digno, pues esta comedia de Luis María Delgado solo es el bochornoso intento de hacer reír a toda costa, desde la astracanada cinematográfica, la que bebe de La venganza de don Mendo (1961), la adaptación que Fernán Gómez hizo de la popular comedia de Pedro Muñoz de la Seca…



No hay comentarios:

Publicar un comentario