La trama cobra un ritmo distinto a la novela, se olvida de detallar cualquier aspecto científico que asoma por las páginas y logra cierto encanto, sobre todo, a la hora de ofrecer el entretenimiento prometido por una película de aventuras. Que cumpla o no su promesa es otra historia, aunque La isla misteriosa lo hace y no defrauda en su propuesta de entretener desde la aventura, la supervivencia y la fantasía que viven sus protagonistas en el entorno desértico donde son arrojados por las inclemencias del tiempo. Ausentes de la novela, la película de Endfield incluye a las criaturas gigantescas que habitan la isla y a las dos náufragas que se unen al quinteto. La presencia en pantalla de lady Fairchild (Joan Greenwood) y de su sobrina Elena (Beth Rogan) amplían el sector de público al que va dirigida la película, por un lado al femenino y por otro al adolescente, al introducir la relación entre Elena y Herbert, pero, quizá, el reclamo más llamativo se encuentra en la amenaza de esas criaturas que los productores decidieron incluir para captar la atención, y que el gran Ray Harryhausen se encargó de crear. El experto en animación dio forma al cangrejo, al ave o las abejas gigantes, así como se encargó de filmar las escenas que protagonizan sus creaciones, las cuales no entorpecen la exposición de Endfield, cuya prioridad reside en retratar a los náufragos como miembros de una familia de robinsones cuyas necesidades los obligan a adaptarse al medio donde se produce su enfrentamiento a los piratas y su encuentro con el mítico capitán Nemo (Herbert Lom).
Mostrando entradas con la etiqueta cy endfield. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cy endfield. Mostrar todas las entradas
sábado, 9 de junio de 2018
La isla misteriosa (1960)
martes, 29 de mayo de 2018
Zulú (1964)
Las opciones profesionales y personales de Cy Endfield se vieron afectadas de manera drástica al inicio de la década de 1950. Por aquel entonces, como el de tantos otros, su presente cobró el tono de las listas que incluían su nombre y, sin apenas tiempo para decidir, prefirió exiliarse a convertirse en informante de quienes lo señalaban como simpatizante comunista. Su salida de Estados Unidos lo llevó a Reino Unido, donde, no sin dificultades, continuó su carrera cinematográfica bajo diferentes seudónimos (hasta que la absurda persecución llegó a su fin). Durante su periplo británico realizó algunas de sus mejores películas, la mayoría protagonizadas por Stanley Baker, a quien dirigió por primera vez en Ruta infernal (Hell Drivers, 1957). Con el actor creó su propia productora y desde ella llevaron a cabo su película común más ambiciosa y atractiva, aunque esto no resta valor a otras producciones suyas. Como había hecho en La isla misteriosa (Mysterious Island, 1960) y volvería a hacer en Las arenas del Kalahari (Sands of the Kalahari, 1965), en Zulú (1964) Endfield se decantó por desarrollar la aventura mezclando géneros. Donde en la primera prevalece la fantasía y las bestias gigantescas obra de Ray Harryhausen, en la segunda lo hace el drama psicológico cercano al expuesto por Robert Aldrich en El vuelo del Fénix (The Flight of the Phoenix, 1965), mientras que en Zulú sobresale la épica y el bélico, aunque también dramatiza la psicología de sus personajes al enfrentarles a la situación excepcional que viven en un espacio cercado y amenazado por las huestes nativas que se levantan en armas.
lunes, 2 de abril de 2018
Rutal infernal (1957)
La tensión y la violencia que rodean y golpean al protagonista de Ruta infernal (Hell Drivers, 1957) confieren a la película de Cy Endfield su apariencia de thriller, mientras que el realismo de sus imágenes y su drama social la sitúan dentro de un ámbito laboral que, por similitud temática, recuerda en ciertos momentos a Mercado de ladrones (Thieves' Highway; Jules Dassin, 1949) y en menor medida a El salario del miedo (Le salaire de la peur; Henri-Georges Clouzot, 1953). Pero Ruta infernal no está influenciado por estos títulos míticos, lo está por los aspectos sociales de su época, por el realismo que años atrás se había impuesto en diferentes cinematografías e incluso por las experiencias vividas por su realizador, exiliado en Reino Unido tras su inclusión en las listas del comité de actividades antiestadounidenses. Dichas influencias se unen en Ruta infernal para dar forma a un excelente drama negro que señala y denuncia la explotación laboral sufrida por los camioneros, condicionados por el entorno que, con gran acierto, Endfield expuso adelantando algunas características del free cinema posterior. El verismo con el que el director estadounidense encaró la descripción tanto de los espacios por donde transita la película (la pensión, el bar, las carreteras, la cantera o el recinto empresarial) como de los personajes remite a la realidad laboral de un grupo de trabajadores presionados por su capataz y por el gerente de la empresa.
lunes, 9 de enero de 2012
Historia del hampa (1950)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)