Nunca quise ser Robert Redford, ni ningún otro actor de Hollywood y de ninguna parte, salvo tal vez Clint Eastwood, Jason Robards o Charles Bronson cuando se dejaban acompañar de Sergio Leone, pero he de reconocer que Redford, los nombrados u otros como su amigo Paul Newman, Cary Grant, Humphrey Bogart, Marcello Mastroianni, Alberto Sordi, Fernando Fernán Gómez o Sean Connery, siempre han estado ahí, desde que tengo recuerdos de cine. Crecí con héroes y villanos de celuloide, de literatura y de fantasía. Incluso en la calle de mi infancia teníamos alguno. Ahora, pesando en Redford, me viene a la mente su timador en El golpe (The Sting, George Roy Hill, 1973), junto a Paul Newman, y pienso en lo mucho que me divirtieron y en que ambos, con su alegría y sus chanchullos, me hicieron querer engañar a todos. En realidad, me hicieron más divertidos mis momentos de cine, no solo en esa película sino en muchas otras. Ahí quedan, en la memoria y en la pantalla, su fugitivo en Jauría humana (The Chase, Arthur Penn, 1967), el sheriff Cooper en El valle del fugitivo (Tell Them Billy Boyd Is Here, Abraham Polonski, 1969), su guionista en Tal como éramos (The Way We Were, Sydney Pollack, 1973), El gran Gatsby (Jack Clayton, 1974), su intelectual en Los tres días del Cóndor (Three Days of the Condor, Sydney Pollack, 1975), Jeremiah Johnson, El candidato (The Candidate, Michael Ritchie, 1972) a gobernador, el periodista de Todos los hombres del presidente (All the President’s Men, Alan J. Pakula, 1976), Brubaker (Stuart Rosenberg, 1980), El jinete eléctrico (The Electric Horseman, 1979) al que dio vida para su colega Sydney Pollack, el director con quien más veces repitió, o su Sundance Kid en Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and Sundance Kid, George Roy Hill, 1969), por citar algunos de los personajes que interpretó. Recuerdo más; creo recordarlos a todos, igual que recuerdo sus incursiones en la dirección. Algunas me gustaron más, otras menos, pero, tal vez, en la inmediatez, Quiz Show (1994) sea, de las que dirigió, mi preferida. En ella se resume parte de su filosofía, de su intención de independencia y de desvelar, de su descontento hacia un sistema manipulador y de su intención de dotar a sus películas de una posibilidad de cambio, de una opción diferente a la establecida. No tengo ni idea, pero creo que esa mejora era marca de fábrica, y fue la que le llevó a intentar superarse, a la producción, a la dirección y a crear el festival de cine de Sundance, el cual no sé si salió como el pretendía. En todo caso, esa es otra historia, y de la suya me quedo la idea que de él puedan darme sus rostros de celuloide, los de un desconocido que entró a formar parte de mi cotidianidad fílmica siendo tantos tipos distintos y a la vez siendo siempre Robert Redford…
Filmografía como director
Gente Corriente (Ordinary People, 1980)
Un lugar llamado Milagro (The Milagro Beanfield War, 1988)
El rio de la vida (A River Runs Through It, 1992)
Quiz Show (1994)
El hombre que susurraba a los caballos (The Horse Whisperer, 1998)
La leyenda de Bagger Vance (The Legend of Bagger Vance, 2000)
Leones por corderos (Lions for Lambs, 2007)
La conspiración (The Conspirator, 2010)
Pacto de silencio (The Company You Keep, 2012)
Cathedrals of Culture (2014) (segmento)
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