miércoles, 28 de diciembre de 2016
Una luz en el hampa (1964)
martes, 27 de diciembre de 2016
Almadrabas (1934)
<<Hice un análisis de cómo se montaban los fotogramas de acuerdo con las notas del nocturno>> de Chopin empleado por Grigoriy Aleksandrov y Sergei M. Eisenstein en el cortometraje experimental Romance sentimental (Romance sentimentale, 1930). <<La idea me pareció estupenda y la apliqué a Almadrabas. Con mucho miedo, acoplé los acordes de guitarra de Sáinz de la Maza a las imágenes de la película. Para mí fue una revelación de nuevas posibilidades de montaje.>> (1) Como buen admirador de Eisenstein, Velo priorizó en su realización el montaje, dotando a las imágenes de un sentido armonioso que se ve reforzado por el uso del fondo musical y de la voz en off que guía al público a lo largo de los minutos. Almadrabas se abre presentando el espacio: Véjer de la Frontera y Barbate, para poco después mostrar a un grupo de hombres que sujetan una almadraba, unos niños que cazan hormigas y primeros planos de varios pescadores. Así se introduce el espacio marítimo-terrestre y humano que cobran el protagonismo compartido con el atún y con quienes encuentran el sustento en su pesca y su elaboración. El narrador (el propio Velo) hace hincapié en los métodos empleados, en el costoso material, en el oficio, en el aspecto humano, pero también en el protagonista pasivo, cuya captura se realiza con la profesionalidad y la artesanía que, sin el lirismo que domina en las imágenes del enfrentamiento del hombre con el medio marino, también se observan en la conservera donde se aprovecha hasta el último gramo de la captura que posteriormente será comercializada.
(1) Carlos Velo en Alberto García Ferrer, De memoria: Carlos Velo. Cuadernos hispanoamericanos, 410, 1984, p. 145; citado por Miguel Anxo Fernández, As imaxes de Carlos Velo. Edicións A Nosa Terra, Vigo, 2002
sábado, 24 de diciembre de 2016
Sucedió mañana (1944)
viernes, 23 de diciembre de 2016
La toma de Roma (1905)
jueves, 22 de diciembre de 2016
Sully (2016)
miércoles, 21 de diciembre de 2016
El hombre de la cámara (1929)
José Luis Sáenz de Heredia. Narrador cinematográfico
Filmografía como director
Cuento de Navidad (1934) (cortometraje)
Patricio miró a una estrella (1934)
La hija de Juan Simón (1935)
¿Quién me quiere a mí? (1936)
A mi no me mire usted (1941)
Raza (1941)
El escándalo (1943)
El destino se disculpa (1945)
Bambú (1945)
Mariona Rebull (1947)
Las aguas bajan negras (1948)
La mies es mucha (1948)
Don Juan (1950)
Los ojos dejan huella (1952)
Todo es posible en Granada (1954)
Historias de la radio (1955)
Faustina (1957)
Diez fusiles esperan (1958)
El indulto (1961)
El grano de mostaza (1962)
Los derechos de la mujer (1963)
La verbena de la paloma (1963)
Franco: ese hombre (1964)
Historias de la televisión (1965)
Lola, espejo oscuro (1966)
Fray Torero (1966)
Pero... ¿en qué país vivimos? (1967)
El taxi de los conflictos (1969)
Relaciones casi públicas (1969)
Juicio de faldas (1969)
El alma se serena (1970)
¡Se armó el Belén! (1970)
Don Erre que erre (1970)
La decente (1971)
Los gallos de la madrugada (1971)
Me debes un muerto (1971)
Proceso a Jesús (1974)
Cuando los niños vienen de Marsella (1974)
Solo ante el Streaking (1975)
Premios y reconocimientos
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor director por Mariona Rebull
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor director por La mies es mucha
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor director por Don Juan
Nominado al León de Oro por Don Juan
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor director por Los ojos dejan huella
Nominado al León de Oro por Los ojos dejan huella
Nominado al Gran Premio en Cannes por Todo es posible en Granada
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor argumento original por Historias de la radio
Ganador del Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo al mejor director por Faustina
Nominado a la Palma de Oro por Faustina
Nominado al Oso de Oro por Diez fusiles esperan
Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor argumento original por El grano de mostaza
Premio especial Sant Jordi por Franco: ese hombre
Bibliografía consultada
Buñuel, Luis; Mi último suspiro (Mon dernier soupir), Editorial Plaza & Janés, Barcelona,1982
Fernán Gómez, Fernando; El tiempo amarillo, Editorial Debate, Madrid, 1998
Gubern, Román; Monteverde, José Enrique; Perucha, Julio Pérez; Rimbau, Esteve; Torreiro, Casimiro; Historia del cine español; Ediciones Cátedra, Madrid, 1995
Méndez Leite, Fernando; Historia del Cine Español en cien películas. Vol.I; Editorial Jupey, 1975
Pérez Perucha, Julio (coord.); Antología Crítica del Cine Español (Cátedra y Filmoteca Española, Madrid, 1998)
lunes, 19 de diciembre de 2016
El ojo de cristal (1955)
Una de las trayectorias más variopintas, irregulares y longevas del cine español fue la de Ignacio Ferrés Iquino, que se prolongó desde su debut en 1934 con Sereno... y tormenta hasta 1984, año en el que rodó Yo amo la danza. Durante este medio siglo Iquino fue conformando su filmografía como director, compuesta por más de ochenta títulos en los que hubo cabida para cualquier género cinematográfico que pudiese reportarle beneficios, adaptándose a las modas del momento en comedias, dramas, musicales, westerns, producciones de cine negro e incluso cine erótico carente del menor interés, aunque en su época resultó un negocio rentable y una manera de expresar la libertad que llegaba con la democracia. Pero más allá de su faceta de director, Iquino también fue editor ocasional, operador, guionista, productor y dueño de su propio estudio cinematográfico —I. F. I.— por donde pasaron cineastas como Juan Bosch, José Antonio de la Loma, Javier Setó, Joaquín Luis Romero Marchent, Juan Lladó o Antonio Santillán. Este último filmó para la IFI cinco películas, entre ellas destacan sus aportaciones al género policíaco El presidio (1954) y El ojo de cristal (1955). La primera tiene como protagonistas a varios delincuentes a quienes se observa antes y durante su estancia en el correccional aludido en el título y la segunda reparte su atención entre el asesino interpretado por el actor mexicano Carlos López Moctezuma y el niño que se verá involucrado por voluntad propia en la intriga que, partiendo del relato de Cornell Woolrich, asume influencias del cine de Hitchcock, del policíaco semidocumental estadounidense de la segunda mitad de la década de 1940 y, en momentos puntuales, de la mítica El tercer hombre (The Third Man; Carol Reed, 1949).
sábado, 17 de diciembre de 2016
Quo Vadis? (1912)
Independiente a su calidad, los estudios y productoras desembolsan sumas desorbitadas por los derechos de adaptación de cualquier superventas literario. Esto no era frecuente en los orígenes del cine, cuando los pioneros buscaban el ahorro en fuentes que no exigieran el pago de los derechos, lo que suponía inspirarse en ideas propias, en el pasado, en la realidad presente, en la biblia (exenta de derechos de autor) o en novelas que no acreditaban, como hizo Mèliés en Viaje a la Luna (1902), que encontró en H.G.Wells y Julio Verne parte de su inspiración. Sin embargo, esta costumbre empezó a cambiar cuando el cine asumió su carácter de espectáculo colosal. Uno de los primeros ejemplos que adaptaba de manera legal y acreditada una novela de éxito se encuentra en la productora Società Italiana Cines, que pagó un precio elevado por los derechos del libro escrito por Henryk Sienkiewicz, lo cual apuntaba hacia la transformación que la industria cinematográfica experimentaría a partir de Quo Vadis? Con el desembolso realizado, quedaba claro que la productora estaba dispuesta a echar el resto con un proyecto que Enrico Guazzoni asumió sin restricciones. Cartelista, pintor y pionero cinematográfico, Guazzoni dio forma a una película de dos horas de duración que obtuvo un éxito sin precedentes, en Italia y en el resto del mundo, y sentaba las bases de lo que más adelante se conocería como superproducción. El cine italiano de la década de 1910 fue pionero de este tipo de cine-espectáculo, encontrando en épocas pretéritas, sobre todo en la Antigua Roma, una fuente inagotable de tramas y argumentos que le permitieron desarrollar el cine-colosal que destacó por las formas, el lujo y la espectacularidad de sus producciones. Las películas de romanos, que en la década de 1960 se empezaron a denominar péplum por las túnicas que servían de vestimenta, alcanzó su cima en Cabiria (Giovani Pastrone, 1913), que sorprendió por su majestuosa escenografía y por los movimientos de una cámara que empezaba a moverse con timidez, lo cual dotaba a los personajes de mayor entidad dramática en su interacción dentro de un espacio tridimensional. Ambas circunstancias la distinguen de Quo Vadis?, otro los grandes largometrajes épico-históricos de la primera época de esplendor del cine italiano. En este título, en el que no se aprecian ni la tridimensionalidad espacial ni los movimientos de la cámara, Guazzoni empleó el plano fijo frontal para reunir a numerosos personajes en la misma escena. Otra de las características del film de Guazzoni es el carácter pictórico con el que adentra al espectador en aquella Roma lejana en el tiempo, donde Nerón (Carlo Cattaneo) y la persecución de los primeros cristianos comparten protagonismo con el romance entre la esclava Licia (Lea Giunchi) y el patricio Vinicio (Amleto Novelli). La puesta en escena de Quo Vadis?, que podría considerarse el primer largometraje moderno del cine italiano, también mostraba en la pantalla el incendio de la capital del Imperio, orgías, intrigas, el cristianismo proscrito o las luchas en la arena del circo romano, desde la novedosa perspectiva que sentó los pilares para las superproduciones posteriores, algunas de las cuales volverían sobre la novela de Sienkiewicz, que ya había inspirado a Ferdinand Zecca en 1901, como fue el caso de la versión realizada en 1924 por Gabriellino D'Annuncio, hijo del famoso escritor, y de Georg Jacoby, el Cecil B.DeMille de El signo de la cruz (1932), película que no acredita su fuente literaria, o ya en technicolor la exitosa Quo Vadis? (1951) de Mervyn LeRoy.
viernes, 16 de diciembre de 2016
Richard Fleischer. Un cineasta todo terreno
Su padre, Max Fleischer, fue uno de los pioneros del cine de animación, inventor del rotoscopio, creador de Betty Boop y responsable de la primera serie animada protagonizada por Popeye el marino. A esto habría que añadirle que, junto a su hermano Dave, fundó en 1918 la única compañía de animación (Fleischer Studios) que en la década de 1930 hacía sombra a Walt Disney, lo cual ya permite hacerse una idea de la importancia que el cine tenía dentro de la familia Fleischer. De tal manera era inevitable que Richard, nacido en diciembre de 1916, entrase en contacto con el medio cinematográfico a muy temprana edad. Tampoco sorprende que en su juventud se decantara por estudiar Arte Dramático, aunque lo suyo ni sería la interpretación ni la animación cinematográfica. Su primer contacto profesional con el medio artístico-laboral al que dedicaría el resto de su vida se produjo en 1943, cuando dirigió Flicker Flashbacks Nº 1, el primero de una serie de montajes cómicos de películas mudas para la RKO, estudio en el que debutó en la realización de largometrajes con Hija del divorcio (Child of Divorce, 1946). Durante un tiempo continuó filmando películas de bajo
presupuesto para la productora, films que apenas superan la hora de duración, pero que le sirvieron para ir adquiriendo la narrativa contundente que lo emparenta con otros directores de la denominada generación de violencia (Don Siegel, Nicholas Ray, Richard Brooks, Robert Aldrich o Sam Fuller). Algunos de los títulos destacados de este periodo se encuadran dentro del cine negro, películas de serie B como Asalto al coche blindado (Armored Car Robbery, 1950) o Testigo accidental (The Narrow Margin, 1952), su favorita de este periodo. Pero el punto de inflexión en su carrera llegó en 1954, cuando, con total libertad creativa, asumió las riendas de la adaptación cinematográfica de una de las novelas más famosas de Julio Verne. 20.000 leguas de viaje submarino (20,000 Leagues under the Sea, 1954), producida por Walt Disney e interpretada por Kirk Douglas, James Mason y Paul Lukas, resultó un éxito comercial que le proporcionó un contrató con la 20th Century Fox, lo que le permitió contar con mayores presupuestos y con intérpretes de primer orden, aunque condicionado por las normas del sistema industrial para el cual trabajaba.
Filmografía como director
Hija del divorcio (Child of Divorce; 1946)
Hija del divorcio (Child of Divorce; 1946)
Banjo (1947)
So This Is New York (1948)
Bodyguard (1948)
Acusado de traición (The Clay Pigeon; 1948)
Ven tras de mí (Follow Me Quietly; 1948)
Make Mike Laughs (1949)
Atrapado (Trapped; 1949)
Asalto al carro blindado (Armored Car Robbery; 1950)
His Kind of Woman (1951) (sin acreditar)
Testigo accidental (The Narrow Margin; 1952)
The Happy Time (1952)
Arena (1953)
20.000 leguas de viaje submarino (20,000 Leagues Under the Sea; 1954)
Los diablos el Pacífico (Between Heaven and Hell; 1956)
Los vikingos (The Vikings; 1958)
Impulso criminal (Compulsion; 1959)
Una grieta en el espejo (Crack in the Mirror; 1960)
La gran apuesta (The Big Gamble; 1961)
Barrabás (Barabbas; 1962)
Viaje alucinante (Fantastic Voyage; 1966)
El estrangulador de Boston (The Boston Strangler; 1968)
Tora! Tora! Tora (1970)
El estrangulador de Rillington Place (10 Rillington Place; 1971)
Fuga sin fin (The Last Run; 1971)
Terror ciego (See No Evil; 1971)
Los nuevos centuriones (The New Centurions; 1972)
Tres forajidos y un pistolero (The Spikes Gang; 1974)
Mandingo (1975)
Sara (The Incredible Sarah; 1976)
El príncipe y el mendigo (Crossed Swords; 1977)
Ashanti (1979)
El cantor de Jazz (The Jazz Singer; 1980)
El hombre más duro (Tough Enough; 1983)
El pozo del infierno (Amityville 3-D; 1983)
Conan el destructor (Conan the Destroyer; 1984)
El guerrero rojo (Red Sonja; 1985)
Pasta gansa (Million Dollar Mystery; 1987)
Call from the Space (1989)
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