La obsesión de venganza afecta a la mente de Julián Moscote (Sebastián Ospina), nublando su juicio y empujándole a someter a Juan Sáyago (Gustavo Angarita) a un acoso irracional que nace de una falsa idea de honor y justicia. Julián es prisionero de la sin razón, una víctima de la irracionalidad que significa no asumir la verdad de un hecho acontecido dieciocho años atrás, hecho que podría volver a repetirse en el presente, y que impediría que Juan recuperase su vida, tras pasar todos esos años en la cárcel por la muerte del padre de Julián y Pedro Moscote (Jorge Emilio Salazar). Tiempo de morir descubre a un hombre que ha pagado su deuda con la justicia, y que únicamente desea recuperar su condición de ser humano para poder llevar una vida que pudo ser, pero que no fue tras caer en las provocaciones del viejo Moscote, un acoso irracional que se repite en su presente, y que, al igual que antaño, resiste como puede. Julián suda, tiembla y enloquece; tiene miedo, mucho miedo, miedo a morir y miedo a no matar, porque siente la obligación de cobrar una deuda que no existe más que en su cabeza, esa idea obsesiva no cesa de guiar sus actos irracionales que buscan desesperadamente una reacción que justifique la muerte de Juan. Pero para Sáyago el pasado ha quedado atrás, por eso sabe que caer en las provocaciones no es una opción; para él lo importante es Mariana (María Eugenia Dávila), la mujer con quien se iba a casar y con quien iba a compartir una vida que resultó imposible, como consecuencia de la muerte que le condenó a la cárcel y a la soledad. Ese recuerdo presente y pasado de soledad también afecta a Mariana, y la obliga a presentarse en casa de Sonia (Linda Botero), la prometida de Pedro, para que ésta conozca el sufrimiento de una existencia condenada por la falsa idea de valentía, honor y deber, así como el terrible daño que todos sufrirían si se consuma una venganza que se justifica con una falsa idea de honor. Para Mariana y para Juan Sáyago sólo existe una única realidad: la desolación de reconocer una vida perdida y un amor roto. Sonia reconoce en el rostro de Mariana esa sensación trágica, pero también la reconoce como una imagen de su propio futuro, si no hace algo para impedir un hecho injusto en el que se ve involucrado Pedro, quien no tardará en conocer la verdad de los hechos que obsesionan a su hermano. Todos ellos son víctimas de un pasado que parece querer repetirse en el presente, por eso desean que Juan abandone un pueblo anclado en el tiempo. Tiempo de morir se basó en un guión original del escritor Gabriel García Márquez, quien contó con la colaboración de Carlos Fuentes en los diálogos, que en 1965 sirvió a Arturo Ripstein para realizar su primera película, y en 1985 para que el director colombiano Jorge Alí Triana filmase esta tragedia en el que las situaciones se presentan tan tensas como el miedo que comparten sus personajes, sensación que parece interponerse en el deseo de Juan Sáyago de retomar su vida donde la dejó, pero también en la de todos los implicados, porque ninguno parece poder escapar de una obsesión irracional que sólo puede ser fatídica.
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