lunes, 10 de enero de 2022

William Dieterle, entre luces y sombras


La memoria y la filmografía de William Dieterle permanece entre luces y sombras, entre el recuerdo y el olvido de una obra cinematográfica que acumula fotogramas de fantasía, romanticismo y libertad, cuya suma alcanza setenta y seis largometrajes entre los que se encuentran grandes títulos y otros no tan grandes, películas que han caído en el olvido y otras que son inolvidables, como su intemporal y más bella obra fílmica, la emotiva, pictórica y poética Jennie (Portrait of Jennie, 1948). En su plenitud artística, recorre su época y asume desde la biografía cinematográfica una postura que denuncia la intolerancia y los totalitarismos que ya critica abiertamente desde tiempo atrás. Fue el único director de Hollywood, donde los estudios se mantenían al margen de cualquier postura que afectase el negocio, que, en la década de 1930, se posicionó abiertamente en la pantalla a favor de la república española. Lo hizo en Bloqueo (Blockeade, 1938), película que sufrió el ataque reaccionario, a pesar de que la censura había obligado al productor independiente Walter Wagner a mantener el anonimato de los beligerantes, si pretendía que le aprobasen el guion; pero el mensaje de denuncia es claro, igual que su posicionamiento a favor de las libertades democráticas. Realizó un espléndido alegato contra el antisemitismo en La vida de Emile Zola (The Life of Emile Zola, 1937) y otro igual de esplendoroso contra la intolerancia en Esmeralda la Zíngara (The Hunchback of Notre Dame, 1939). Mas estas y otras credenciales liberales, como su ayuda a refugiados alemanes o la creación de la liga anti-nazi en Hollywood, no le valieron cuando fue investigado por el Comité de Actividades Antiestadounidenses, más bien todo lo contrario. Dieterle era un defensor de los derechos democráticos, como corroboran sus películas más personales, las que, en ocasiones, pudo hacer gracias a éxitos que le fueron posicionando dentro de la industria cinematográfica a la que llegó en 1930, contratado por la Warner Bros.



Nacido en 1893, en un barrio pobre de la localidad alemana de Ludwigshafen, Wilhelm Dieterle devoró cuantos clásicos de la literatura se le ponían a tiro —entre sus autores preferidos estarían Goethe, Schiller y Tolstoi. De niño trabajaba para poder compra libros; tiene hambre de literatura y su afición le conduce al teatro donde cree encontrar su lugar en el mundo. Pero, para que sus padres le consintieran actuar, le imponen que estudie un oficio. Dieterle se decanta por la carpintería y, tres años después, se gana el sustento, aunque abandona su profesión cuando entra en una compañía teatral amateur que le sirve de primera escuela dramática. Es innegable que este joven de metro noventa de estatura, le llamaba la actuación, y esa llamada no la puede negar. No tarda en hacerse un nombre en la escena, incluso Max Reinhardt, el director escénico de mayor prestigio, se fija en él y le quiere para su compañía berlinesa. En 1911, empieza a trabajar en un pequeño teatro, experiencia que le valdrá para aprenderse un <<vasto repertorio de personajes clásicos>> y tomar contacto real con el medio escénico en el que trabaja para Ludwig Berger o Max Reinhardt —<<Como todo el mundo sabe, Reinhardt solía ser bastante distante. Pero lo que se conoce menos es que también podía ser muy cálido. Lo fue conmigo, desde nuestro primer encuentro hasta su muerte en 1943>> (Dieterle)—, con quien traba una amistad que durará hasta el fallecimiento de este. Con Reinhard volverá a trabajar en Hollywood, en la shakespeariana, mágica y curiosa El sueño de una noche de verano (A Midnight Night’s Dream, 1934-1935). A inicios de la década de 1920, Dieterle es un actor teatral que aprovecha los parones entre temporadas para trabajar en el cine. <<En el invierno de 1919/20, actúa en un pequeño papel del “drama sensacional” Die Vermummten, que dirige el bávaro Franz Seitz. Pero su verdadero debut —y al mismo tiempo su lanzamiento—, lo debe, sin ningún duda, al joven Ewald André Dupont, que le hace entrar en el cine por la puerta grande>>.1 La película se titula Die Gaier-Wally, un drama cuyos exteriores fueron rodados en los Alpes y en decorados de Paul Leni y con fotografía de Karl Freund. posteriormente trabaja a las órdenes de Richard Oswald o de Murnau, probablemente, el cineasta que más le influyó —<<Adoraba a Murnau. Pienso que era el mejor cineasta alemán>> (Dieterle)—. Su película como director pasó desapercibida, pero fue un primer paso prometedor que contó con la presencia de una joven actriz que años después sería uno de los rostros icónicos del cine mundial. Su nombre, Marlene Dietrich; y el título del film, Der Mensch am Wage. Los seis años que siguen a su debut en la dirección, trabaja en Alemania ejerciendo de director y de actor, hasta que en 1930 empieza su relación profesional con la compañía estadounidense Warner, para la que primero realiza las versiones alemanas de Moby Dick (Frank Lloyd, 1930) y Kismet (John Francis Dillon, 1930), entre otras. Ese mismo año, emigra a Estados Unidos donde, al contrario que otros centroeuropeos, no tarda en adaptarse, como demuestra que poco después de arribar a Estados Unidos dirige su primer título hollywoodiense: The Last Flight (1931). Durante los años que siguen continúa trabajando para el estudio de los hermanos Warner, pero, cansado de la política del mandamás, decide cambiar de aires. Wilhelm Dieterle se nacionalizó estadounidense en 1937 —nacionalidad que solicitó para expresar su rechazo al gobierno alemán nazi. Pero antes de abandonar su país natal, en 1930, por voluntad propia, al contrario que Fritz Lang o Billy Wilder, que lo hicieron escapando de la amenaza nazi. Tras finalizar su contrato, prueba fortuna en RKO y realiza una de sus mejores películas, la diabólica fantasía El hombre que vendió su alma (The Devil and Daniel Webster, 1941), aunque no tardará en firmar con la compañía de David O. Selznick.



Durante sus dos décadas trabajando en Hollywood, renueva la biopic en La tragedia de Louis Pasteur (The Story of Louis Pasteur, 1936) y lanza su denuncia contra el antisemitismo en La vida de Emile Zola (The Life of Emile Zola, 1937), que recrea parte de la vida del escritor, centrándose especialmente en el juicio al oficial judío Dreyfus, acusado de traición durante la guerra franco-alemana. Y Juárez (1939) pasa por ser el primer film abiertamente político de Hollywood donde se señalaba, en la figuras de Napoleón III, la de Hitler. Esmeralda la zíngara (The Hunchback of Notre Dame, 1939) adapta la famosa obra de Victor Hugo. Te volveré a ver (I’ll See You Again, 1944), Cartas a mi amada (Love Letters, 1945) y Portrait of Jennie, tres sublimaciones del amor en relaciones que superan la neurosis y el rechazo social, la desmemoria y el tiempo físico, respectivamente. En la sucesión de tres títulos, Dieterle agudiza e idealiza el amor, romántico y curativo, que nunca volverá a lucir de tal modo en su cine. Después de la ensoñación de Jennie (Portrait of Jennie, 1948), el cine de William Dieterle se dejó envolver por las sombras del cine negro donde sus películas adquirieron un tono sombrío inexistente en su filmografía previa, que se caracteriza por la fantasía, el ideal del amor y las biografías —Louis Pasteur, Florence Nightingale, Emile Zola, Benito Juárez, Paul Ehrlich y Paul Julius Reuter— en las que denunció injusticias sociales, antisemitismo y totalitarismos de la época. Pero, en todo caso, su cine anterior poseía mayor vitalidad, era el de un idealista romántico que creía en la posibilidad de mejora, además de progresista y liberal. ¿Seguía creyéndolo en 1947, iniciada la persecución del Comité de Actividades Antiestadounidenses que también iría a por él, aunque sin citarle formalmente a declarar, pero destruyendo su carrera? Quizá, pero los films posteriores a Jennie desvelan mayor negrura, desconfianza y cierto pesimismo que, junto a la nueva situación en Hollywood y su reencuentro con el productor Hal B. Wallis, apura el cambio en la filmografía de un cineasta cuyo cine había vivido de la ilusión del triunfo del individuo sobre la injusticia, la ignorancia y el miedo. Pero la Segunda Guerra Mundial lo cambió todo. Tras el sangriento periodo bélico, la posguerra llegaba con un nuevo orden mundial y con viejos conflictos ideológicos que habían sido aparcados por intereses y necesidades bélica. Dieterle llevaba bajo vigilancia desde 1945, entre otras circunstancias por haber dirigido Bloqueo (Blockade, 1938) y por su amistad con comunistas como Bertolt Brecht, lo que suponía una amenaza real de la caza de brujas y de ver su nombre en la lista gris de Hollywood —se le permitía trabajar, pero en una situación de desventaja: sueldos más bajos y obligado a aceptar encargos y a acatar las decisiones de los productores. Hacia finales de la década de 1940, es evidente que su situación en Hollywood había cambiado y la antigua estabilidad apuntaba derrumbe; de ahí que, con más frecuencia de la deseada, se viera obligado a aceptar films que, años antes, habría rechazado. Lo cierto es que se abre ante él un periodo artístico irregular, pero con títulos tan interesantes como Ciudad en sombras (Dark City, 1950), Un hombre acusa (The Turning Point, 1952) o La senda de los elefantes (Elephant Walk, 1953).



Filmografía parcial


The Last Flight (1931)


Diplomacia femenina (Man Wanted, 1932)


Seis horas de vida (Six Hours to Live!, 1932)


Adorable (1933)


El diablo se divierte (The Devil’s in Love, 1933)


Hembra (Female, 1933)


El altar de la moda (Fashions of 1934, 1933)


Madame Du Barry (1934)


La novia secreta (The Secret Bride, 1934)


El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night’s Dream, 1935)


El doctor Sócrates (Dr. Socrates, 1935)


La tragedia de Louis Pasteur (The Story of Louis Pasteur, 1936)


El príncipe y el mendigo (The Prince and the Pauper, 1937)


La vida de Emile Zola (The Life of Emile Zola, 1937)


Bloqueo (Blockade, 1938)


Juárez (1938-1939)


Esmeralda la zíngara (The Hunchback of Notre Dame, 1939)


La bala mágica (Dr. Ehrlich’s Magic Bullet, 1939)


El hombre que vendió su alma (The Devil and Daniel Webster, 1941)


El príncipe mendigo (Kismet, 1943-1944)


Desde que te fuiste (Since You Went Away, John Cromwell, 1944)


Te volveré a ver (I’ll Be Seeing You, 1944)


Esclava de un recuerdo (Young Widow, 1945)


Como te quise, te quiero (This Love of Ours, 1945)


Duelo al sol (Duel in the Sun, King Vidor, 1945-1946) (sin acreditar)


The Searching Wind (1946)


Jennie (Portrait of Jennie, 1948)


The Accused (1948)


Amargo desquite (Paid in Full, 1948)


Soga de arena (Rope of Sand, 1949)


Vulcano (1949)


September Affair (1949)


Ciudad en sombras (Dark City, 1950)


Solo una bandera (Red Mountain, 1950)


Pekín (Peking Express, 1951)


Boots Malone (1951)


Un hombre acusa (The Turning Point, 1951)


Salomé (1952)


La senda de los elefantes (Elephant Walked,1953)



1.Hervé Dumont: William Dieterle. Antifascismo y compromiso romántico. Festival de Cine de San Sebastián y Filmoteca Española, San Sebastián/Madrid, 1994

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