viernes, 9 de agosto de 2019

La vida de Émile Zola (1937)



<<¡Prohibido hablar! Los puños machacan los labios de quienes han de defender la verdad, se amotina a las masas para que reduzcan al silencio a los aislados. Nunca se había organizado una opresión tan monstruosa y dirigida contra la libre discusión. Y reina el más vergonzoso terror, los más valientes se vuelven cobardes, nadie se atreve ya a decir lo que piensa por miedo a que le denuncien acusándole de vendido y traidor. Los escasos periódicos que conservan cierta honestidad se humillan ante sus lectores, quienes se han vuelto locos con tantos chismes estúpidos. Ningún pueblo, creo yo, ha pasado por un momento más confuso, más absurdo, más angustioso para su razón y su dignidad>>. Este extracto de El juicio, artículo escrito por Émile Zola y publicado en Le Figaro el 5 de diciembre de 1897, denuncia y deja constancia de una realidad de su presente, pero las palabras del escritor naturalista no son exclusividad de un momento concreto, aquel que se centra en el auge del antisemitismo, en la manipulación practicada por distintos medios y en los intereses velados en el caso Dreyfus, son palabras que serían silenciadas por cualquier Estado que reduzca las diferentes libertades a su mínima expresión.


Como cronista de su época y defensor de las causas que consideraba justas,
Zola dejó constancia de su hoy, en novelas y artículos, al tiempo que advertía a futuras generaciones del peligro que implicaba el mutismo frente a los abusos de poder, la intolerancia, la mentira, los extremismos políticos, ideológicos y religiosos. El escritor no guardó silencio, consciente de la complicidad que implica; y con tinta y pluma denunció las injusticias que observaba, injusticias y extremismos que décadas después de publicar su Yo acuso (1898) rebrotarían con mayor fuerza e intensidad. Cuando esto sucedió, Zola ya no estaba para alzar su voz, aunque sí pervivían su recuerdo, sus escritos y su ejemplo de intelectual comprometido que en letra impresa exclamó <<¡vamos a luchar por la humanidad, la verdad, la justicia!>>. Fue una llamada que William Dieterle recogió y, como muestra su rechazo al régimen nazi y a la sinrazón que dicho fanatismo predicaba, ya asentado en Hollywood ayudó a los exiliados alemanes que llegaban huyendo de la persecución y rodó de forma consecutiva una serie de largometrajes en los que introdujo su discurso contra la intolerancia, los prejuicios y los totalitarismos.


El subtítulo escogido por Hervé Dumont para su libro sobre Dieterle, Antifascismo y compromiso romántico*, define la postura y el idealismo que vertebra buena parte de la obra del director alemán; de ahí que, dado su posicionamiento y compromiso, no resulte extraño que fuese él, y no otro, quien realizase La vida de Emile Zola (The Life of Emile Zola, 1937). En ella expresó su rechazo a los fanatismos, a la mentira y a la corrupción político-militar que se observan durante el film y, desde su protagonista, advirtió que las armas para hacer frente a cualquier tipo de extremismo son la libertad de expresión, la verdad y la justicia. Por ello, Zola (Paul Muni) es el personaje ideal y el "Affaire Dreyfus" el momento idóneo para desarrollar su discurso, pues la película es eso, un discurso y una postura moral, y no la biografía cinematográfica del autor de Nana (1880), a quien descubrimos antes de alcanzar el éxito, compartiendo buhardilla y miseria con su amigo de la infancia Paul Cézanne (Vladimir Sokoloff). El realizador de Soga de arena (Rope of Sand, 1949) apenas se detuvo en una serie de hechos puntuales que permiten conocer al personaje, desde su contacto con el mundo editorial —entra a trabajar en Hachette en 1862— hasta su fallecimiento en 1902, pasando por su encuentro con Nana (Erin O'Brien-Moore), su primer gran éxito literario (Nana) o el aburguesamiento que Cézanne le reprocha cuando pone fin a la amistad que les unía desde niños, pero con la mirada puesta en el momento que le interesaba, y que abarca la mayor parte del film: el caso que señala como culpable de traición al capitán de origen judío Alfred Dreyfus (Joseph Schildkraut), un hombre que, a pesar de ser inocente, es condenado por un tribunal militar a <<sufrir una muerte en vida>> en un correccional de la Isla de la muerte, en la Guyana Francesa. Así pues, más que sobre la biografía, la película gira en torno a la defensa que Zola asume de la inocencia del oficial, sentenciado sin más prueba que el parecido de su letra con la encontrada en el papel escrito por el verdadero espía, aunque tampoco se trata de demostrarla, al menos no solo se trata de eso, sino de denunciar la mentira, el ocultismo y la injusticia, de evitar que pasen por verdades y justicias, de impedir que venzan y destruyan los Derechos de individuos y de naciones que se suponen libres.


<<Yo solo soy un poeta, un narrador solitario que cumple su tarea en un rincón, entregado en cuerpo y alma a su actividad. He comprendido que un buen ciudadano ha de limitarse a aportar a su país el trabajo que realiza con menos torpeza; por eso me encierro yo entre mis libros. Y ahora me enfrasco de nuevo en ellos, pues la misión que yo mismo me encomendé ha tocado ya a su fin. Desempeñé mi papel con la máxima honestidad, y ahora regreso definitivamente al silencio>>

Émile Zola. "Carta a Monsieur Loubert, presidente de la República", publicada en L'Aurore el 22 de diciembre de 1900

Al igual que el autor de Thérèse Raquin (1867), Dieterle fue consciente de quien calla ante los atropellos allana el camino a quienes los llevan a cabo; de modo que no quiso mirar hacia otro lado y empleó los medios a su alcance: los cinematográficos. Sustituyó la letra impresa por la expresión audiovisual y alzó su voz contra los abusos de poder y contra las intolerancias que erradican las libertades, lo hizo en sus biopics sobre Zola y Benito Juárez, en el drama ambientado en la Guerra Civil española Bloqueo (Blockade, 1938) o en su adaptación de Victor Hugo en Esmeralda, la zíngara (The Hunchback of Notre Dame, 1939), películas que contienen un mismo mensaje contra fanatismos y mentiras que, en La vida de Émile Zola, son señaladas por ese escritor que acusa al Estado Mayor del ejército y a cuantos han permitido que se oculte la verdad a costa de la libertad de un hombre inocente, pero también a costa de un pueblo engañado, de una nación que se deja arrastrar por falsedades, disfrazadas de certezas, que generan odio y paranoia.


*Hervé Dumont. William Dieterle. Antifascismo y compromiso romántico. Festival Internacional de Cine de San Sebastián y Filmoteca Española. San Sebastián-Madrid, 1994

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