Wall-E observa, crea y siente con cuanto hay a su alrededor, aunque se trate de residuos acumulados en un planeta del que los humanos han huido tras hacerlo inhabitable. Pero esa sensibilidad que no puede ocultar también le hace sufrir, porque él es algo más que un simple robot de limpieza y reciclaje, es un romántico solitario que no desespera, y que desea asir la mano de un alma gemela que colme su vacío. Wall-E resultó una película valiente, que no arriesgada, pues tenía asegurado una distribución a gran escala bajo el sello Walt Disney-Pixar, lo que significaría una acogida masiva entre un público infantil que no comprendería buena parte del contenido de un film que, seguramente, sí llenaría a los adultos que los acompañaban. Wall-E no tarda en sorprender al presentar un planeta desolado, repleto de basura, en cuyas ciudades se observan edificios de bloques de material reciclado por ese pequeño robot que se gana la simpatía de quien le observe trabajar y sentir. La película de Andrew Stanton es un excelente derroche visual que no necesita de palabras para transmitir los sentimientos que habitan en Wall-E, ni antes ni después de la llegada a La Tierra de E.V.A, una robot de muy mala uva que ha sido enviada para evaluar el terreno en busca de indicios de vida vegetal; pero su primer descubrimiento no sería una planta, sino ese pequeño gran robot que la observa anonadado. Para Wall-E se trata de amor a primera vista, hecho que resulta obvio para todos menos para la robot que muestra parte de su carácter, pero que, finalmente, acepta la compañía de un Romeo de hojalata que no puede más que decir: ¡Evaa! Wall-E se ha aferrado a la idea de su compañía y nada ni nadie podrá cambiar el sentimiento que se ha adueñado de su batería de recarga solar. Lo que pudo haber sido el principio de una hermosa relación metálica se convierte en la desesperación del robot terrícola, cuando le regala a Eva la planta que había encontrado antes de conocerla; ella la acepta, la guarda y se desconecta. ¡Evaa! ¡Evaaa! Wall-E no sabe qué sucede, ahora que la única chica de La Tierra estaba a punto de sucumbir ante sus encantos. La primera parte de Wall-E, la más novedosa y valiente, dada su condición de parte no dialogada, intimista, romántica y descriptiva, finaliza tras el aterrizaje y posterior despegue de la nave que se lleva a Eva, iniciándose una segunda en la que Wall-E decide emprender un rescate que le conduce hasta la Axion, la nave en la que han vivido los humanos desde que abandonaron un planeta que sus antepasados contaminaron setecientos años atrás. El mundo artificial con el que se encuentra Wall-E muestra una sociedad alienada en la que los humanos han perdido su movilidad y su capacidad para pensar por sí mismos, allí todo parece ser perfecto, siempre asistidos por las máquinas que ofrecen esa comodidad que les ha convertido en seres sedentarios y conformistas; es dentro de ese entorno aletargado donde el pequeño héroe se muestra como un rebelde revolucionario que va a contracorriente, sin prestar atención a las estrictas normas que dominan en la Axion, porque a él sólo le impulsa el sentimiento de recuperar a Eva. Así pues su aparición a bordo del crucero espacial cambia la situación de los pasajeros humanos y de los empleados mecánicos, desatándose una acción más cercana a anteriores producciones Pixar o Disney, sin embargo, no pierde su sentido crítico, porque se advierte la existencia de algunos problemas sociales abordo de una nave en la que la humanidad ha perdido su individualidad y su capacidad para elegir por sí misma. Wall-E aprovechó para rendir homenaje a 2001, una odisea en el espacio, cuestión que se descubre principalmente en tres momentos de la película: la parte no hablada del film donde todavía no existe la humanidad, el nacimiento del nuevo hombre, representado en el primer paso que da un capitán que cobra conciencia de ser humano, mientras suena Así habló Zaratrusta de Richard Strauss o la rebelión de una computadora, similar en muchos aspectos a HAL 9000, que pondrá las cosas difíciles a Wall-E y Eva, que semejan los padres de la nueva humanidad que poblará La Tierra.
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