Salvo su experiencia y su eficacia, lo que ya es mucho, poco más tiene que ofrecer Mark Robson en esta película de catástrofes con sabor a serie B, pero A en sus millones de dólares invertidos y en la presencia de estrellas pululando por sus escenas —entre ellas Walter Matuschanskayasky, que no es otro que el inconfundible Walter Matthau—, si la comparo con su época en RKO, cuando Robson y Robert Wise aprendieron con los grandes: Jacques Tourneur, Val Lewton y Orson Welles, aunque a este poca gracia le hizo el montaje que hicieron de El cuarto mandamiento (The Magnificent Ambersons, Orson Welles, 1942). Aquí, en Terremoto (Earthquake, 1974), la inventiva de aquellas modestas, pero grandes producciones, deja su lugar al tópico para crear una típica desventura de catástrofe natural que resulta ser una de las cimas del subgénero. Puede parecer una contradicción escribir “mucho” y “poco” o decir que es “típica” y “de las cimas” para referirme a la misma película, pero quizá no lo sea si uno piensa que la mayoría de estas producciones de catástrofes siguen un patrón que se repite hasta la saciedad. Hay ilustres precedentes, como la seminal Los últimos días de Pompeya (Gli últimi giorni di Pompei, Mario Caserini y Eleuterio Rodolfi, 1913), San Francisco (W. S. van Dyke, 1935), Huracán sobre la isla (The Hurricane, John Ford, 1937), la ciencia-ficción El día que la tierra se incendió (The Day Earth Caught Fire, Val Guest, 1961) o El diablo a las cuatro (The Devil at 4 O’Clock, Mervyn LeRoy, 1961), que ya apuntan algunas de las situaciones que se verán en las películas de los años setenta, cuando las catástrofes de cine vivieron su momento de mayor esplendor, siendo su punto de arranque Aeropuerto (Airport, George Seaton, 1969). Y digo de sus cimas, porque, a medida que avanzaba la década, la cosa pierde interés para el público y también para la propia industria cinematográfica, que empezaba a agotar recursos y catástrofes: naufragios, terremotos, derrumbes, incendios, volcanes, meteoros, maremotos, abejas, qué sé yo… Lo mejor del subgénero puede verse en La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure, Ronald Neame, 1972) y la máxima reunión de estrellas en El coloso en llamas (The Towering Inferno, John Guillermin, 1974), pero en Terremoto la catástrofe se extiende más allá de un barco o de un rascacielos; abarca la ciudad de Los Ángeles, que sufre un terremoto de dimensiones nunca sentidas ni sufridas en la localidad. Como siempre, hay un reparto estelar, destrucción, pánico, lucha por la supervivencia, algún héroe y heroína y por supuesto villanos, esos que la catástrofe desenmascara o algo así dice el agente de policía Lou Slade (George Kennedy) tras abatir al reservista que ha disparado sobre tres vecinos a quienes se las tenía juradas y que ha intentado violar a Rosa (Victoria Principal). Estos son algunos personajes de Terremoto, cuyo reparto encabezan Charlton Heston y Ava Gardner, dos de las grandes estrellas de Hollywood, aunque en el caso de la actriz su estela ya no brillaba tanto como en su época de La condesa descalza (The Barefoot Contessa, Joseph L. Mankiewicz, 1954)…
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