La propuesta de Arne Mattsson en Llega un invitado (Det kom en gäst..., 1947) encaja a la perfección en lo que se espera de un producto de la industria cinematográfica, sea esta de la nacionalidad que sea, pues aboga por el entretenimiento como medio y finalidad. Se trata de un tipo de cine lúdico, en este caso, el cineasta sueco propone una intriga que gira sobre el asesinato de Clements (Ivar Kåge), el dueño de una hacienda, cuya familia no desea que la mansión sea vendida. La acción se desarrolla durante la Noche Buena y la Navidad, en ese mismo espacio donde se reúnen los familiares y amigos, así como un desconocido, invitado por Christina (Gerd Hagman). El motivo de la joven obedece a su deseo de ser escritora, pues admira las novelas del hombre que nunca ha visto en persona hasta esa jornada festiva que deviene en mortal para las víctimas. Se trata del escritor Georg Essman (Sture Lagerwall) y él será el encargado de desvelar quién es el asesino. Siguiendo un patrón entre Una noche misteriosa (One Exciting Night, David Wark Griffith, 1922), un Hitchcock anterior a 39 escalones (The 39 Steps, 1935) y Agatha Christie, Mattsson se cuela en un marco espacial cerrado y juega con las zonas oscuras, luces y sombras, del espacio y con las sospechas que puedan levantar los comportamientos de sus personajes, y realiza una intriga que no da para mucho más que el entretener con un misterio al uso, insípido, algo que nunca (o casi nunca) sucedía con las imágenes del cineasta británico y sí con las líneas de su compatriota escritora…
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