El adiós a Monty Python fue un palo para el humor cinematográfico y televisivo. Se produjo en 1983 y a la fuerza implicaba un antes y un después para sus seis integrantes. Pero, ya desde ese mismo año, continuaron trabajando juntos ocasionalmente, aunque nunca el grupo al completo. Por ejemplo, en Los desmadrados piratas de Barba Amarilla (Yellowbeard, Mel Damski, 1983) coincidieron Graham Chapman, que también ejerció de guionista, John Cleese y Eric Idle; en Las aventuras del barón Münchausen (The Adventures of the Baron Munchausen, Terry Gilliam, 1988), Terry Gilliam e Idle; en Un pez llamado Wanda (A Fish Called Wanda, Charles Crichton, 1988), Michael Palin y Cleese o en Erik el vikingo (Erik the Viking, Terry Jones, 1989), Cleese y Terry Jones, quien, además de aparecer en el reparto, fue el guionista y director del invento que tiene en Erik (Tim Robbins), un vikingo sensible y vulnerable, a su protagonista. El estilo Monty Python se basaba en el gag, la ironía, el absurdo y la irreverencia, se burlaba de la idiosincrasia británica, de la intolerancia, de los fanatismos o igual les daba por transformar la historia y la leyenda en comedia no exenta de hilarante negrura. Pero su humor no es parte de una narrativa, como sucede en películas como la de Crichton, cuyo guion lo firma John Cleese, sino que era en sí mismo. En los Python, el humor es un todo, digamos algo así como su forma y su contenido: la una no puede ser sin la otra. Nada tienen que decir sino es desde el absurdo, que es lo que expresan; y muy bien, por cierto. Más cercana al espíritu Python que “Wanda” es Erik el vikingo; cuya historia parece toda ella un gag, aunque no alcanza la genialidad ni la hilaridad de La vida de Brian (Life of Brian, Terry Jones, 1979). Volviendo a Erik, quizá ni siquiera desee ser vikingo; tiene dudas. ¿Para qué asesinar y saquear aldeas? ¿Para poder saquear la siguiente en un círculo vicioso y sanguinario sin fin? Erik no puede dejar de pensar en ello y pensar le hace diferente al resto, que solo buscan saquear, pelearse, violar, matar,… y todo aquello que entiendan como diversión. Siempre ha sido así y así parece que seguirá siendo, pues viven en la época de Ragnarök, que señala la destrucción del mundo. Para evitar el fin de los tiempos, Erik decide emprender un viaje. Su expedición zarpa en busca de la tierra donde se encuentra el cuerno resonante. Debe tocarlo tres veces, <<la primera te llevará a Asgard, la segunda despertará a los dioses y la tercera te traerá de vuelta a casa>>, le dice Freya (Eartha Kitt) antes de que el héroe se lance a la aventura y hacia la fantasía cómica perpetradas por Terry Jones y compañía.
Una idea argumental ciertamente original y una imaginativa puesta en escena jalonada de sorpresas visuales y animada por un manojo de excéntricos personajes barrocamente diseñados. En suma, un film tan atípico como atractivo.
ResponderEliminarCoincido contigo, Teo. Y te agradezco que hayas compartido aquí tu opinión.
EliminarUn saludo