Pero de vuelta a Johnny cogió su fusil, se escucha en un momento puntual de la película como alguien afirma que el ejército hace hombres, y sin embargo se comprende todo lo contrario, pues vista la situación y las imágenes se confirma que las guerras los destruye, los mutila o los sacrifica como sucede con Joe (Timothy Bottoms), el joven protagonista a quien se le impuso los intereses de terceros en detrimento de algo tan tangible y hermoso como su propia vida. Joe fue reclutado para combatir en la Gran Guerra europea, de tal manera, fue alejado de su hogar, de sus seres queridos y de un presente que podría haberle proporcionado un futuro que ya nunca podrá ver, oír o saborear. Desde el primer momento se sabe que Joe solo es tronco y cerebro, aunque en el pasado, que en su mente se mezcla con sueños y pesadillas, fue un hombre pleno. La guerra lo ha mutilado, no solo físicamente, como delata la ausencia de piernas, brazos, nariz, ojos, oídos o boca, sino que le ha amputado su condición humana, por la que lucha en la sombría sala donde oficiales y doctores piensan en él como en un ente que nada siente y que puede ser estudiado (y ocultado) para beneficio de futuros conflictos armados. No obstante, el espectador tiene acceso a la conciencia del convaleciente y con ella a su paulatina comprensión de ser un muerto entre los vivos y un vivo entre los muertos, a quien se le niega tanto la existencia como el no ser, porque quienes le han condenado se muestran incapaces de asumir que la vida fluye en su interioridad y grita por salir. Desde el pensamiento del sacrificado, además de acceder a su pasado y a su presente, se descubre la decepción que significa que todo cuanto ha perdido se debe a la ambigüedad de palabras que fueron empleadas según los intereses de aquellos que impidieron que ejerciese su elección de decir no a la guerra, prefiero la vida y no la condena de un terrible aislamiento del mundo, atrapado en este cuerpo y en esta oscura habitación donde no puedo comunicarme, ni sentir la brisa del aire en primavera, ni formar parte de una vida que continúa fuera de este cerebro que se ha convertido en mi tumba y en mi única esperanza para poder salir.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Johnny cogió su fusil (1971)
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Sobre Dalton Trumbo podemos afirmar que es el mas romántico de los guionistas americanos porque quiebra una parte de la realidad americana que nos han hecho creer, sustituyendo el apetito por crear guerras y hacer propaganda para hacer de Norteamérica la gran víctima. En sus guiones muestra la cara real de un imperio, la mascara cae con cada bala que dispara un rifle americano. En “Johnny tomo su fusil” queda el sabor a pólvora mezclado con dolor y tristeza de un mundo que con cada guerra hace el ridículo al minimizar toda humanidad. Recordar a Trumbo es adorar al intelectual libre de toda cadena.
ResponderEliminarCreo que Trumbo fue de los pocos guionistas consecuente, desde el principio hasta el fin de su carrera, con sus ideas progresistas y humanistas. Como dices, en sus guiones refleja parte de su época y de su país, del despertar y de la posterior desilusión, consecuente del mito. Y, por supuesto, en “Johnny cogió su fusil”, denuncia cualquier guerra y a quienes las hacen, que nunca son quienes se encontrarían en una situación como la del soldado protagonista y tantos millones de anónimos que han muerto a lo largo de la historia en conflictos bélicos que, salvo a una minoría, solo deparan más destrucción, más odio, más muerte.
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