jueves, 27 de septiembre de 2012

Willow (1988)



La valía del héroe no se mide por su tamaño, sino por el empeño que le empuja a soportar y superar situaciones a las que no desearía tener que enfrentarse, y sin embargo debe hacerlo por un bien común, cuestión que hermanastra a los nelwyn ideados por George Lucas con los hobbits de Tolkien. Como muchas otras películas del género fantástico, que enfrenta al bien contra el mal, Willow encuentra sus raíces en El señor de los anillos; hay quien dice que se trata de una especie de versión apócrifa de la misma, aunque resulta mucho más infantil y menos espectacular que la adaptación cinematográfica de la novela de Tolkien que dirigiría años después el neozelandés Peter Jackson. El héroe presentado por George Lucas y Ron Howard es un granjero que no quiere serlo, con aspiraciones a convertirse en el nuevo aprendiz del gran mago (Billy Barty), sin embargo, no cree en sí mismo, cuestión que le aparta de su meta y que le recrimina el brujo después de rechazarle como alumno; no obstante tendrá su oportunidad de asumir su valía durante la aventura que cambiará su vida. Antes de acudir a la aldea Willow Ufggod (Warwick Davis) y sus dos retoños habían descubierto un bebé daikini en la orilla del río que baña sus tierras, las mismas que el cacique del pueblo les quiere arrebatar. Elora Danan, así se llama el bebé, no es una niña normal, ella es la princesa que anuncian las profecías, la única capaz de destruir a la malvada reina Bavmorda (Jean Marsh), ser despiadado donde los haya, que envía a sus huestes para capturarla, sin saber que Elora será defendida por un individuo singular, que es mucho más de lo que aparenta y cree ser. La valentía de Willow fluye de sus buenos sentimientos, sin embargo, durante el traslado de la princesa bebé a territorio de los daikini, continúa sin afianzarse, ya que el temor a lo desconocido y la añoranza del hogar dominan su pensamiento. Willow emprende el viaje en compañía de otros miembros de su especie, con la misión de entregar el bebé al primer hombre alto que encuentren; no obstante éste resulta ser un reo enjaulado en un cruce de caminos por donde no tarda en transitar un ejército que se dirige a la batalla. El líder de los guerreros (Gavan O'Herlihy) reconoce a Madmartigan (Val Kilmer), a quien saluda acusándole de deshonor y egoísmo; pero Madmartigan, como Willow, es más de lo que aparenta ser. Inicialmente tampoco semeja reconocer su propia valía o quizá la haya olvidado como consecuencia de su comportamiento individualista e irresponsable, que únicamente busca la diversión y su beneficio personal. Cuando las huestes se alejan, y le dejan dentro de la jaula, comprende que su única oportunidad para salir de ella son los nelwyn, a quienes intenta convencer para que le liberen, a cambio de la promesa de cuidar de Elora. Willow acepta forzado por la necesidad de regresar a su hogar, pero sin estar convencido de hacer lo correcto, ya que la imagen que se ha formado del guerrero provoca sus dudas, que se desvanecen a medida que avanza una aventura durante la cual los prejuicios iniciales dan paso al respeto y a la admiración entre los dos héroes. Willow se completa con acción, humor, magia y el romance que surge entre Madmartigan y Sorsha (Joanne Whalley), la cruel y letal hija de la reina Bavmorda, con quien el guerrero establece una relación de atracción-rechazo mientras continúan el viaje que, al igual que sucede en el de los hobbits, proporciona a Willow la confianza necesaria para creer en sí mismo y así poder ayudar a que la pequeña Elora cumpla su destino.

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