El crítico musical a quien da vida Philip Seymour Hoffman en Casi famosos (Almost Famous, 2000) le dice al protagonista adolescente algo así como que llega en los estertores del Rock; es probable que se refiera a que el sonido está cambiando, perdiendo libertad y originalidad. El estilo de vida Rock, el de vivir en la carretera y en hoteles de los que muchos acabarán contratando un servicio extra de limpieza, el de poses chulescos y comportamientos, más que rebeldes, hedonistas y desfasados, de tendencias nihilistas suavizadas por el deseo de dinero, éxito, sexo y drogas, quizá condicionados por <<el vive deprisa, muere joven y deja un cadáver bonito>> expresado por el rebelde adolescente interpretado por John Derek en Llamad a cualquier puerta (Knock on any Door, Nicholas Ray, 1949) —frase hecha que algunos rockeros asumieron para sí, sin plantearse que no había libertad ni rebeldía en ello, tal vez sí algo de estupidez y un intento de huida hacia ninguna parte—, dará paso a la era disco, la de los Manero y de la popularidad de los Bee Gees (grupo fundado hacia finales de los años cincuenta), y a la posterior MTV, fundada en 1981, a las galas y los premios como escaparate de ventas a escala planetaria. Tal vez, ya entonces, el Rock solo sea parte del negocio que amenaza con robar la autenticidad a las bandas musicales como la ficticia Stillwater, ficticia porque resulta la suma de varias con las que Cameron Crowe habría tenido contacto en su etapa de crítico musical. ¿Quién sabe si el Rock murió entonces? Probablemente, no le falte razón al mentor del joven William (Patrick Fugit), pues es ahí, en los setenta, tras experimentar su segunda gran revolución con The Beatles, The Rolling Stones o The Who en la década anterior, cuando el sonido dará paso a otros y a un ambiente mucho más industrial, si cabe. Hoy se puede apreciar el resultado de la industrialización musical y de cómo se ha ido borrando tanto la personalidad de los grupos musicales como las de la mayoría de los consumidores actuales. Pero entonces, este joven amante del Rock, con aspiraciones a escribir sobre música, que bien podría ser el alter ego de Cameron Crowe al inicio de su carrera profesional, prácticamente cuando era un adolescente, descubre un mundo imprevisible que llama su atención…
Pensando en la experiencia juvenil de Crowe, Casi famosos podría pasar por un film casi autobiográfico, pues nace de recuerdos del adulto que escribe, produce y dirige la película, un adulto que fue un joven cronista musical que también trabajó para la revista Rolling Stone, pero resulta mejor ver el film como el asombroso viaje iniciático de un quinceañero con aspiraciones periodísticas en compañía de un grupo de Rock de gira por Estados Unidos. Corre el año 1973 y Stillwater no es Led Zeppelin, ni The Who, ni Jimmi Hendrix (que falle en 1970), ni Bowie, ni Iggy Pop, ni Bob Dylan, ni Black Sabbath, tal vez solo sea <<una banda mediocre incapaz de asumir la el éxito>>, pero es el conjunto que permite al cronista adolescente descubrir un mundo que inicialmente le obnubila, a pesar de las advertencias de su madre (Frances McDormand) y de su buen mentor, el crítico que comprende el momento que vive la música, lo vive y la siente, y que le aconseja que sea honesto. En ese entorno al que accede como enemigo y potencial acceso a la portada de Rolling Stone, William toma notas sobre la marcha de Stillwater y descubre desde el fanatismo del público hasta la rivalidad entre los egos que aspiran a liderar la banda, pasando por las relaciones íntimas —sobre todo la de William y Penny Lane (Kate Hudson), y la de ambos con Russell (Billy Crudup), el guitarrista del grupo—, las sustancias alucinógenas, el sexo, el desenfreno, la fuga de la realidad (y crear otra que la sustituya) o la comercialidad que transforma lo que se supone original en producto de consumo de masas. Aunque de mirada amable, Crowe no cae en la nostalgia fácil, prefiere un tono distendido, entre la comedia, el drama, la ironía y el rock, para viajar al pasado y recorrer entre bastidores y sobre el asfalto la cara oculta de una banda musical, casi una familia, casi unos “capullos”, de gira por el país, recorriendo distintas localidades y viviendo en la carretera, tal vez, una experiencia no muy distinta a la cantada por AC/DC en Highway to Hell…
No hay comentarios:
Publicar un comentario