La suma de las carreras artísticas del trío protagonista de Tata mía (1985) —Imperio Argentina, Alfredo Landa y Carmen Maura— prácticamente abarcan gran parte de la historia del cine español, enlazando distintos periodos del siglo XX hasta la actualidad: Dictadura de Primo de Ribera (1923-1930), Segunda República (1931-1936), Guerra Civil (1936-1939), Franquismo (1939-1975), Transición (1975-primera mitad de la década de 1980) y Monarquía Constitucional (1978-?). Imperio Argentina había debutado en La hermana san Sulpicio (Florián Rey, 1927), siendo su periodo de mayor éxito la década de 1930, mientras que Alfredo Landa lo hizo como extra en la segunda mitad de los años cincuenta y, en la siguiente, ganó presencia hasta convertirse en uno de los actores más populares de la comedia del tardofranquismo —y del cine del último cuarto de siglo y primeros años del siguiente. Por su parte, Carmen Maura debutaba en la Transición y se afianzaba en la década de los ochenta. Cuando José Luis Boreau reúne a estos tres grandes de la pantalla, a los que habría que sumar la presencia de otros rostros tan destacados como Miguel Rellán, Marisa Paredes, Julieta Serrano y Emma Suárez, habían transcurrido veinte años desde Con el viento solano (Mario Camus, 1965), la última película en la que había participado Imperio Argentina. Además, había pasado una década desde la muerte de Franco, siete años desde la Constitución democrática y cuatro del intento de golpe de estado, el del 23 de febrero de 1981. Consciente de esto, Borau ironiza en Tata mía (1985) y obtiene una comedia sobre la liberación femenina, con la que pone fin a su estudio de la Transición iniciado en Furtivos (1975), un periodo durante el cual pasado y presente se juntan para dirimir sus diferencias, antes de caminar hacia un posible futuro.
martes, 23 de agosto de 2022
Tata mía (1985)
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