La
fuerza bruta es su única arma para sobrevivir en un entorno hostil
que le exige ser sanguinario, pues solo la violencia, la ausencia de
emociones y la fortaleza le permiten seguir viviendo como esclavo al
servicio de quienes lo tienen enjaulado y le obligan a luchar en
combates a muerte de los que siempre sale victorioso. "Un ojo"
(Mads
Mikkelsen)
muestra su rostro marcado por las cicatrices que atestiguan sus
luchas, pero son sus silencios los que desvelan su personalidad
atormentada y observadora. Consciente de cuanto sucede a su
alrededor, en un mundo donde solo existe el hombre y la naturaleza
salvaje que este lleva consigo y se traducen en las luchas y las
muertes que se suceden mientras aguarda a que llegue el momento de
acabar con sus captores e iniciar su búsqueda existencial como
hombre libre. Tras saciar su sed de venganza, exterminando a quienes
lo tenían sometido, emprende su deambular por las tierras de los
hombres del norte, donde se encuentra con un grupo de vikingos
cristianos que se dirigen a combatir en Tierra Santa. El luchador no
tiene nada en común con aquellos con quienes se aventura en una
travesía que se convierte, a medida que navegan a la deriva, en una
pesadilla opresiva por aguas dominadas por una espesa capa de niebla,
que provoca la sensación de transitar por un espacio fantasmal que
augura su entrada en el averno. Agua, niebla, mar, bosques, piedras,
cobran protagonismo a lo largo del descenso al infierno del reducido
contingente que alcanza lo desconocido cuando arriba en un mundo
extraño, dominado por la naturaleza y por la amenaza que se esconde
en el interior de cada uno, en sus miedos y en sus dudas, que se
funden con aquellas que brotan del inhóspito paraje donde se
encuentran perdidos. En Valhalla Rising Nicolas Winding Refn optó
por un ritmo pausado, en ocasiones molesto para los gustos
dominantes, a la hora de desarrollar esta compleja y atípica
aventura visual ambientada en el siglo X, durante un periodo dominado
por la locura y la muerte de la que el luchador forma parte, como
también forma parte de la reflexión existencial que desprenden las
imágenes de una propuesta diferente que conecta a "Un Ojo"
con el conductor protagonista de Drive (2011),
con quien el guerrero comparte soledad y silencio para expresar
emociones contenidas, aunque evidentes, mientras se convierte en
testigo de los conflictos internos y externos que marcan el
comportamiento de quienes lo acompañan hasta esa tierra donde el
peligro surge de ellos mismos y del medio desconocido que les hace
mella, porque, como se lee al inicio del film, al principio solo
estaban el hombre y la naturaleza, no la que contemplan sino aquella
violenta que nace de su comprensión y de su condición humana.
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