La escena inicial de X-Men muestra a un niño judío incapaz de impedir que los soldados nazis le separen de sus padres cuando aquéllos son conducidos a una cámara de gas; esta presentación sirve para recalcar la ambigua moral de Magneto (Ian McKellen), el villano en quien se convierte aquel muchacho. Magneto es un malvado diferente a otros muchos que habitan en los universos de los superhéroes; él no busca el poder o la riqueza como fin, lo que persigue es la supervivencia y la supremacía de su especie. Actúa por y para los intereses que considera vitales para cambiar el entorno hostil en el que viven, pero lo hace sin reparar en que sus métodos violentos, aquéllos que chocan con la postura pacífica y equilibrada de su viejo amigo el profesor Charles Xavier (Patrick Stewart), quien al igual que él posee una alteración genética que le hace diferente a la gran mayoría de los humanos. Las mutaciones se producen constantemente, forman parte de un proceso evolutivo natural del que nadie se percata, no obstante existen humanos (en el universo Marvel) a quienes la evolución les ha llegado de repente. Este salto evolutivo les convierte en seres rechazados por esa característica que les define, incluso entre ellos, ya que la mutación no les afecta de la misma manera. Partiendo de la premisa de que todos son distintos, pero iguales respecto a su condición de mutantes, se descubre a tipos como Cíclope (James Marsden), que de lanza rayos por los ojos, o Lobezno (Hugh Jackman), capaz de una regeneración de los tejidos celulares que le permite ahorrarse unos cuantos dólares en seguros médicos. Además, ambos se presentan como aspirantes a machos alfa dentro del grupo donde tienen en común otro aspecto, sus sentimientos hacia la doctora Grey (Famke Janssen), hecho que aumenta la rivalidad entre ellos. A parte de la doctora Grey, existen otras x-women, algunas capaces de alterar los fenómenos atmosféricos, como sería el caso de Tormenta (Halle Berry), u otras capaces de tomar la apariencia de aquellos con quien contacten, como le ocurre a Mística (Rebecca Romijn) (aunque ésta última sería la mano derecha de Magneto y por lo tanto no llevaría x). Estos y otros personajes forman parte de los dos bandos que se crean a raíz del constante acoso al que les somete el senador Kelly (Bruce Davison), un político que anhela aprobar una ley que controle a los mutantes, posiblemente para ubicarlos en espacios delimitados que a Magneto le recuerdan a su pasado, aquél que le convenció de que ser diferente a quien ostenta el poder implica ser destruido. Para evitar un hipotético genocidio y obtener la primacía de los suyos, Magneto y sus secuaces secuestran al senador, pero lo hacen para convertirle en uno de ellos, y para ello emplean una máquina capaz de alterar el metabolismo de los humanos, convirtiéndolos en mutantes. No obstante, cada vez que el líder villano utiliza el aparato, sus energías desaparecen dejándolo indefenso y debilitado. De todo ésto nada sabe el cerebro de Xavier, ya que Magneto ha ideado un sistema que impide que el profesor pueda localizarlo o entrar en su mente. Xavier tiene otros pensamientos a parte de los que le unen a su viejo compañero, porque está el tío de las patillas y las garras de un metal indestructible a quien llaman Lobezno, solitario e indisciplinado donde los haya, que no recuerda nada de su pasado y que se ha presentado con Pícara (Anna Paquin), la joven mutante que siente la soledad que nace de ese poder que no controla, que le asusta y que puede absorber la energía vital de aquel con quien contacta hasta provocar su muertes. Lobezno y Pícara no llegan por casualidad al colegio de Xavier (aparentemente un centro para niños prodigios, aunque en realidad se trata de una institución para dar asilo, educación y protección a jóvenes mutantes que son rechazados por ser diferentes), lo hacen porque acaban de ser rescatados de las garras de Dientes de Sable (Tyler Mane), cuando éste pretendía llevarles hasta Magneto por alguna razón que se les escapa. X-Men resultó un paso adelante en el ámbito de las adaptaciones de cómics de superhéroes, evolución que alcanzaría nuevas cotas en Watchmen y sobre todo en la trilogía de Batman realizada por Christopher Nolan; esta maduración vendría a indicar que el mundo de los superhéroes puede ser un buen lugar para mezclar acción e historias que permiten observar a personajes que no sólo tiene superpoderes sino también sentimientos enfrentados, dudas y obsesiones.
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