sábado, 6 de junio de 2020

Robocop (1987)


El primer paso de
Paul Verhoeven en Hollywood quizá delate adaptación al sistema industrial; sí, puede, pero ¿y si resulta que fue al contrario? ¿Y si fue él quien adaptó el sistema a intereses e intenciones creativas propias? Como escéptico, debo dudar, pero como iluso me gusta creer que de una trama de aparente superficialidad, vacía como la mayor parte del cine comercial estadounidense de la década de 1980, el realizador holandés rellenó huecos con humor, subversión y burla, disfrazando de ciencia-ficción una sátira de la era Reagan y del neoliberalismo que se deja notar en un Detroit distópico que no dista demasiado del real (del ayer y del hoy). Hay una idea que se repite en la ciencia-ficción de Verhoeven: sus protagonistas inician su deambular sin tener conciencia, carecen de identidad o de memoria, ignoran que son guardianes de un sistema totalitario que encuentra en ellos a las herramientas idóneas para mantener el orden y perpetuar su supervivencia. Tanto en RoboCop (1987) como en Desafío total (Total Recall, 1990) o Starship Troopers (1997), Verhoven expone una sociedad controlada por corporaciones industriales o militaristas. Lo claro es que sitúa a sus personajes en la ignorancia: el obrero de Desafío total desconoce su pasado y sufre desorientación en su presente, o Murphy (Peter Weller) no tiene opción a decidir, ya que lo programan para seguir directrices y cumplir órdenes, órdenes que a los jóvenes soldados de las brigadas del espacio se les inculca a través de la propaganda militar y en su adiestramiento.


¿Por qué las posteriores revisiones de
RoboCop y Desafío total no funcionan como las realizadas por Verhoeven? La respuesta más sencilla, también la más evidente, apunta a la ausencia y a la presencia del cineasta holandés. Esto corrobora la importancia de un director que tenga algo que decir y que sepa cómo hacerlo a partir de tramas tan previsibles como pueda serlo la de RoboCop, que inicialmente fue rechazada por el cineasta. Por fortuna para Murphy y compañía e incluso para el realizador holandés, su mujer descubrió que, tras la aparente estupidez, había algo más. La intervención de Martine convenció a Verhoeven, que releyó el guion de Edward Neumeir y Michael Miner y le dio forma de sátira sobre la sociedad de consumo y la pérdida de identidad de sus miembros. Esta ausencia de identidad establece un vínculo entre su debut hollywoodiense y las posteriores Desafío total y Starship Troopers, formando de ese modo una especie de tríptico sobre la identidad borrada (la pérdida de la individualidad, sustituida por el hombre/mujer-masa) por sistemas fascistas encubiertos. En su primer largometraje estadounidense, el responsable de Eric, oficial de la reina (Soldaat van Oranje, 1977) satiriza y advierte del peligro de la deshumanización ya imparable en ese Detroit donde Murphy ejerce de policía y donde no tarda en perder su identidad, su nombre, sus recuerdos, su vida. Ahora es mitad máquina, mitad organismo vivo, una especie de Terminator (The Terminator; James Cameron, 1984) que no se toma en serio su aventura por la ciudad, salvo para remarcar con ironía que ahora somos parte de la mercancía, somos parte de un producto, sustituible y si te estropeas <<te recompondrán. Ellos lo arreglan todo>>. La historia de Murphy es bastante simple: lo trasladan a una nueva comisaría, conoce a su compañera Lewis (Nancy Allen), es abatido en la primer misión y resulta el conejillo de indias para un modelo de policía que no protestará ni irá a la huelga. La policía de Detroit está en manos de una empresa privada, en realidad, todo el presente de RoboCop está en manos de corporaciones, aunque algunas se encuentren al margen de la ley y otras se escuden tras ella. Pero lo que interesa al realizador es mostrar ese entorno en el que la democracia ha perdido y su lugar lo ocupa la tecnocracia, las grandes empresas y ejecutivos como Morton (Miguel Ferrer) o Jones (Ronny Cox), cuyas metas son el control y el poder; dicho de otra manera, buscan el poder controlar y el control del poder.

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