Louisiana Story (1948)
La relación entre el ser humano y el medio donde este habita se descubre como una constante en el cine de Robert J. Flaherty, ya sea en documentales como Nanuk, el esquimal (Nanook of the North, 1922) u Hombres de Arán (Man of Aran, 1934) o en sus dos películas de ficción: Sabu-Toomey, el de los elefantes (Elephant Boy, 1937) y Louisiana Story (1948). En estos dos films, Flaherty centró su interés en la figura de un muchacho que campa a sus anchas por un entorno que para él no tiene secretos, y sin embargo para el público resulta desconocido, hecho que descubre cierta intención didáctica. Louisiana Story, su último film en solitario, se aleja del documental para mostrar el pantano donde habita el joven protagonista de la historia (Joseph Boudreaux), un lugar ajeno a la civilización que intenta abrirse paso cuando se presenta el equipo de perforadores para realizar una prospección petrolífera en la zona. La aparición de la maquinaria y del grupo de hombres rompe la tranquila monotonía que había reinado en el medio natural, provocando la curiosidad de un muchacho que se convierte en el objetivo de una cámara que a menudo se detiene en el paisaje, enfrentándolo con el monstruo metálico que se ha colado en un habitat al que no pertenece. La mirada de Flaherty siempre resulta subjetiva, por momentos poética, dejando que gran parte del film transcurra sin diálogos o sin personajes, lo cual permite que el protagonismo recaiga en un paraje dominado por las aguas del pantano, por la maleza o por los animales que en él habitan, ajenos a la llegada de esa modernidad que sin duda amenaza el equilibrio natural en el que el chico siempre ha vivido en compañía de sus padres, seres a quienes poco importa la necesidad de petroleo que domina en un mundo moderno al que no pertenecen.
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