lunes, 23 de mayo de 2022

Perlitas en el fondo (1965)


Reunir a cinco de los cineastas más representativos de la nueva ola del cine checoslovaco —Jiri Menzel, Jan Nemec, Evald Schorm, Vera Chytilová y Jaromil Jireš— es atractivo suficiente para acercarse a Perlitas en el fondo (Perlicky na dne, 1965) con curiosidad y con ganas de descubrir una película especial —habrá quien diga “película manifiesto”, porque reúne a tales nombres, aunque, como cualquier grupo compuesto por egos artísticos, no aúna estilos ni intereses heterogéneos— y disfrutar de un film colectivo que responda a las expectativas generadas por los nombres de sus responsables. Compuesto por cinco episodios independientes, el film encuentra su nexo en el humor negro, en los personajes corrientes que los protagonizan y en su origen literario: Bohumil Hrabal y su primer libro publicado. La irrupción literaria de este gran escritor checo, contaba con 49 años cuando publicó por primera vez, fue una revolución tan significativa en la literatura como pudo serlo Milan Kundera o la propia nueva ola cinematográfica en el cine checoslovaco. Su alejamiento del realismo socialista, discurso y estilo oficial impuesto por la URSS en toda su área de influencia, su acercamiento a la realidad mezclando naturalismo, cotidianidad y pinceladas de surrealismo deparaban una novedosa mirada a esa misma realidad transformada en otra más humana y libre que los cineastas salidos de la FAMU, sobre todo Menzel —quien adaptaría a la gran pantalla otras cinco obras más de Hrabal—, tomaron como una de sus fuentes de inspiración.



La primera adaptación cinematográfica de Hrabal, Perlitas en el fondo, combina drama, humor, realismo y surrealismo, personajes corrientes que dejan de serlo y se transforman en pintorescos al pasar a ser el centro de nuestra atención, y una ruptura formal que venía anunciándose en los proyectos de fin de carrera y en los primeros films de los directores y de la directora que participaron en el proyecto; salvo Milos Forman e Ivan Passer, podría decirse que se trataba de los miembros más destacados de ese heterogéneo grupo que cambió el cine checoslovaco en la década de 1960. En Perlitas en el fondo se puede observar que, aunque de la misma generación y formados en la FAMU, los cinco cineastas tienen su estilo personal y las diferencias entre los cinco segmentos son evidentes. Lo que les une es el afán renovador, el escritor que adaptan y que tienen una conciencia artística, social y política que se distancia del realismo socialista que dominaba previo a sus trabajos detrás de las cámaras. Además, este espléndido e inclasificable film coral contó con la fotografía en blanco y negro y la colorista del segmento La casa de la alegría a cargo del operador Jaroslav Kucera, colaborador habitual de Chytilová, y de Miroslav Ondriček como segundo operador. Sin duda, tanto Kucera como Ondriček fueron otros de los nombres propios de ese renacer cinematográfico en la antigua Checoslovaquia, junto a Polonia, el país que mejor aprovechó el breve periodo de deshielo político cultural permitido por la Unión Soviética durante aquel momento. Los episodios —La muerte del señor Baltazar, Los estafadores, La casa de la alegría, El bufé globo y Romance— recorren momentos puntuales que provocan que la cotidianidad deje de serlo. Así descubrimos a un multitudinario grupo de aficionados que acampan en las inmediaciones del circuito donde presencian la competición motociclista y la muerte de uno de los pilotos, la cual no altera el ambiente ni llama la atención de los presentes; el encuentro de dos ancianos en una residencia donde se inventan un pasado de esplendor del que hablan como si lo hubiesen vivido —y posiblemente así haya sido en su mente—; la visita de dos funcionarios que quieren vender un seguro de vida, cremación incluida, a un matrimonio ganadero cuya creatividad pictórica desborda y adorna su hogar, cuya plasticidad le hace mismamente parecerse a un cuadro; la boda de una pareja y la muerte de una extraña en un bar donde realidad y ficción, presente y pasado, se confunden; y el último fragmento, en el que la cotidianidad de la comunidad gitana nos llega a través de la mirada vitalista de dos jóvenes enamorados.



Fragmentos


Jiri Menzel: La muerte del señor Baltazar (Smort pana Baltazara)



Jan Nemec: Los estafadores (Podvodníci)



Evald Schorm: La casa de la alegría (Dum radosei)



Vera Chytilová: El bufé globo (Automat Svet)



Jaromil Jireš: Romance




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