jueves, 22 de junio de 2023

Fue la mano de Dios (2021)


Evocadora, cómica, fantasiosa, dramática, napolitana, fellinesca a ratos, la película que Paolo Sorrentino ambienta en el Nápoles de la década de 1980 cuenta con el corazón y cinematográficamente, concede el protagonismo a una familia de miembros entre grotescos y entrañables, tal como reaparecen en el recuerdo de lo ya sucedido y nunca acontecido, pues ni un recuerdo ni una imagen de cine evocador (ni de ningún otro tipo) son lo que fue, sino su recreación —la relación entre cine-memoria y representación-realidad—, y rehuye de cualquier pedantería que afloje, complique y estropee el ritmo. Sorrentino no pretende un recorrido intelectual por las calles de la memoria, más bien parece dejarse ir hacia lo napolitano, alegre, vitalista, mediterráneo. En Fue la mano de Dios (È stata la mano di dio, 2021) busca y prima los sentimientos y emociones; y estas y aquellos no pueden explicarse ni razonarse. Que sea verdad o mentira lo que vemos es irrelevante, el caso es que son relaciones, personajes y sentimientos veraces, lo son entre otras cuestiones porque superan la frialdad y el cálculo, aunque cuanto vemos en pantalla haya sido planificado, sobre un guion o en la mente de Sorrentino, y haya cobrado imagen cinematográfica; idealizada, vista con los ojos de Fabietto (Filippo Scotti), el adolescente cuyo aprendizaje va ganando protagonismo al avanzar la historia hacia su segunda mitad. Entonces se pasa de la despreocupación, la protección y la alegría al dolor, la desorientación, la busca de ese muchacho que despierta sexualmente y que debe dar su paso de la adolescencia a la madurez en una época que coincide con la llegada a Nápoles de Fellini, con la intención de rodar una película, y de Maradona, cuyo fichaje por el club de fútbol local se vivió como un milagro, quizá san Genaro tuviese algo que ver o quizá las planeadoras que escapan de las patrullas costeras; en todo caso, el futbolista aterrizó en esa ciudad sensual, exagerada, futbolera, bulliciosa, fotogénica, supersticiosa y también sorrentina.




No hay comentarios:

Publicar un comentario