<<En 1920 Mauritz Stiller (1883-1928) dirigió Erotikon (1920), un film que fue alabado incluso por el director de teatro berlinés Max Reinhardt, quien achacó su reciente respeto por el cine a esta película argumentando: “yo era un oponente al cine convencido hasta que llegué a Suecia y vi Erotikon. Esta película cambió totalmente mi actitud y estoy convencido de que el cine tiene futuro....”>>
Jean Freiburg: Escandinavia: 1918-1930. Historia general del cine. Vol. V Europa y Asia (1918-1930). Ediciones Cátedra, 1997.
En Conversaciones con Billy Wilder, este le comenta a Cameron Crowe que el toque Lubitsch se gestó en el instante en el que el director berlinés <<vio una película de Mauritz Stiller, un director sueco, y ahí encontró su estilo. Ahí vio Lubitsch que su futuro estaba en la comedia>>.1 Lo curioso no es que un cineasta influya en otro, como viene sucediendo desde que se proyectaron las primeras imágenes en movimiento, sino el desconocimiento que entrevistador y entrevistado evidencian sobre una de las obras más representativas de un realizador clave en la evolución cinematográfica; y, de creer las palabras de Wilder, en sus propias trayectorias profesionales, pues si Stiller influyó en Lubitsch, este, a su vez, lo hizo en Wilder, quien despertó la admiración y las ganas de hacer comedia en Crowe. Sorprende porque en ocasiones desconocemos de dónde procede o dónde se origina el pensamiento, la creatividad o diferentes aspectos que luego forman parte de un estilo propio, personal y reconocible. Stiller lo tenía y, además, se puede decir que en su estado original. Al realizador escandinavo se debe la que quizá sea la primera gran película de cine dentro de cine —La mejor película de Thomas Graal (Thomas Graal bästa film, 1917)—, El tesoro de Arne (Herr Arnes Pengar, 1919) o La saga de Gösta Berling (Gösta Berlings Saga, 1923) —adaptación de la novela homónima de Selma Lagerlörf que dio a conocer a Greta Garbo—, entre otras películas que dieron fama internacional a un director que no tardaría en ser tentado y “destruido” por Hollywood. El autor de El apartamento (The Apartment, 1960) lo reconoce como <<un excelente director>>, pero no es hasta casi trescientas páginas después de nombrar por primera vez la anécdota, cuando Crowe descubre cuál fue la película que llamó la atención de Lubitsch. En ese instante, le hace saber a Wilder que el título de la película que llevan tiempo buscando es Erotikon (1920) y, diez páginas adelante, el responsable de Fedora (1978) añade: <<La he visto, he buscado las pistas. No he visto ninguna de sus pequeñas bromas, ningún añadido... Solo primeros planos y planos dobles. No había nada [...] Total. Después de ver esta película, después de estudiarla para dar con las claves del toque Lubitsch, tengo que decir [...] que ¡Lubitsch lo hacía mejor!>>.
Es evidente que Wilder no era Lubitsch, pero, quizá, sea más evidente escribir que la misma película no genera la misma impresión en dos personas distintas, y menos todavía cuando uno la ve en su momento (década de 1920) y el otro la visualiza y estudia lejos del impacto del ayer, en este caso, más de siete décadas después de su rodaje. Influyese o no en genial realizador berlinés, Erotikon es algo más que una comedia de <<solo primeros planos y dobles planos>>, de hecho, pocos primeros planos se observan durante su metraje. Es una comedia de enredo, atrevida, elegante, insinuante, que no vive del movimiento ni del gag, como sí sucede con el slapstick, sino de situaciones y detalles —una puerta cerrada, y alguien que escucha lo que no vemos; otra entreabierta que deja ver las piernas de una mujer que provocan un equívoco; la buena disposición a anudar una corbata; la esposa que sutilmente arrebata en el teatro los prismáticos de su marido, para frustrarle el deseo que le despierta la actriz que danza sinuosa; y más. Erotikon es suma de insinuaciones y deseo sexual en un ambiente lujoso donde Stiller introduce la burla a las apariencias y el juego de la seducción que Irene (Tora Teje) pone en marcha para escapar de su aburrido matrimonio y conquistar a Preben (Lars Hanson), el hombre que ama y el mejor amigo de su marido (Anders de Wahl), un profesor que dedica su tiempo a flirtear con su sobrina Marte (Karin Molander) y al estudio del comportamiento sexual entre machos y hembras de las diferentes clases de escarabajos —poligamia, monogamia y bigamia—, un estudio que parece anunciar las relaciones de otra especie animal que también se estudia en Erotikon, con la que Stiller ofrecía entretenimiento al tiempo que abría un nuevo camino de sofisticación, picardía y atrevimiento cinematográfico. Y esa ruta, posiblemente, fue la que Lubitsch descubrió en su originalidad y Wilder pasó por alto, debido a las evidencias escritas arriba y, quizá, porque buscase el toque elaborado, no la influencia en su origen.
1.Billy Wilder, en Cameron Crowe: Conversaciones con Billy Wilder.
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