Más que por humildad, Irving Thalberg no acreditaba su participación en sus producciones porque era consciente de que su posición dentro de la industria hollywoodiense le permitía no dejar constancia de su nombre. <<Una vez le preguntamos por qué no quería que su nombre apareciese en las pantallas. Dijo: No quiero, porque la publicidad es algo que debe darse a los demás. Si uno está en situación de hacerse publicidad a sí mismo, significa por tanto que no la necesita>> (Groucho Marx, en Groucho y yo). Su desinterés a la hora de firmar sus producciones era inverso a su gusto por el dinero y su ambición de producir buenas películas (o buenas tal como él las interpretaba), cuidando el aspecto formal de las mismas, y potenciar la economía (y prestigio) de los dos estudios que dirigió durante su breve y brillante carrera, la cual concluyó prematuramente, cuando su debilitada salud puso fin a su vida. Tenía treinta y siete años de edad. No obstante, la personalidad y el legado de este magnate cinematográfico dejaron su impronta en la historia de Hollywood. <<Antes del advenimiento de la televisión, la palabra genio era empleada en la industria cinematográfica con el abandono de un profesor de baile que ejercita sus músculos en una fiesta callejera. Supongo que por entonces existiría cierto número de genios, pero solo conocí a uno. Su nombre era Irving Thalberg. Era tan excepcional que en la MGM incluso dieron su nombre a un edificio. Al igual que todos los grandes talentos, no necesitaba un edificio para perpetuar su memoria>> (Groucho).
Productor con visión artística y empresarial, Thalberg, nacido en Brooklyn en 1899, producía su primera película con apenas veinte años. Fue en el seno de la Universal, donde también se produjo su primer encuentro (y desacuerdo) con otro monstruo cinematográfico: Erich von Stroheim. Para la compañía de Carl Laemmle realizó cuatro títulos antes de hacerse cargo de las decisiones artísticas de una productora nacida en 1924, de la fusión de Metro Pictures, controlada por Marcus Loew, Goldwyn Company, al mando de Joseph Godsol, y Mayer Company, de Louis B. Mayer, para la cual trabajó durante el resto de su existencia. En la MGM produjo numerosas obras maestras, las primeras El que recibe el bofetón, El gran desfile o Ben-Hur, títulos silentes fundamentales para que la empresa propiedad de Loew, Inc. iniciara su escalada hasta convertirse en la más poderosa entre las majors. Ejemplo de poder dentro de la industria cinematográfica del momento, en ocasiones logró equilibrar su ego, la creatividad de sus directores —<<sabía instintivamente cuándo alguien tenía una buena idea o cuándo, al menos, se le había ocurrido una que aquella persona consideraba auténticamente importante, y no trataba de disuadirle>> (King Vidor, Un árbol es un árbol)— el talento de las estrellas por él asignadas a cada película y los intereses económicos de las empresas que dirigió, aunque esto no siempre resultó una tarea sencilla, como apunta su tira y afloja con Erich von Stroheim, tanto en su etapa en la Universal como en la MGM, o su rechazo a la incomprendida La parada de los monstruos. Sin duda, su etapa en la Metro (1924-1936) fue fundamental para el desarrollo del estudio del león, que en poco tiempo se transformó en el gigante que dominaría con su rugido y su glamour la pantalla de los cines. Su visión artística y su talento para los negocios resultaban extraordinarias para un joven de su edad, pero quizá no lo fuesen tanto, si se tiene en cuenta que no le costó comprender que el cine era al mismo tiempo arte, espectáculo e industria; algo que la mayoría de los ejecutivos no tenían en cuenta. Con esta comprensión del medio asumió el control real de la MGM, circunstancia que no agradó a Louis B. Mayer, cabeza visible y tirano de la compañía, que se vio amenazado por la exitosa presencia del joven enfermizo que convertía en oro cuanto producía. <<Thalberg era las ideas detrás de la MGM; Thalberg producía. Mayer supervisaba>> (Ethan Mordden. Los estudios de Hollywood). <<Sus fortunas estaban guardadas por una paradoja figurativa: un Jano de dos cabezas hostiles, Mayer y Thalberg, que se mostraban los dientes y gobernaban con el mismo poder>> (Frank Capra en Frank Capra. El nombre delante del título). Para desequilibrar dicho poder, ya que en realidad era Thalberg quien controlaba las decisiones artísticas del estudio, Mayer decidió contratar a otro joven talentoso, su yerno David O.Selznick, con la intención de enfrentar a estos dos productores creativos y así recuperar parte del control perdido. Sin embargo el plan de Mayer no funcionó y Thalberg prosiguió a lo suyo: controlando cada uno de los films producidos en la major, acumulando decisiones (como había hecho al permitir la experimentación de King Vidor en ...Y el mundo marcha y Aleluya o dar rienda suelta a la pareja Browning-Chaney en El trío infernal o Los pantanos de Zanzibar) o fichando a los hermanos Marx para la productora de Una noche en la ópera, punto de inflexión en la filmografía de los míticos cómicos (que durante su estancia en la Metro perdieron parte de la locura que había caracterizado su etapa Paramount). <<Hasta 1933, fecha en que la intensa carga de trabajo lo forzó a renunciar a su satrapía en el estudio, Thalberg dio origen, asignó papeles, inspiró, montó y volvió a montar, cada película que salió de la MGM>> (Ethan Mordden. Los estudios de Hollywood).
Casado con Norma Shearer, una de las estrellas del estudio, el productor tuvo a sus órdenes a otros actores y actrices que, bajo su supervisión, se convirtieron en iconos del séptimo arte, entre ellos Clark Gable, Greta Garbo, Joan Crawford, John Gilbert o Lon Chaney, aunque este ya había alcanzado la fama en su etapa Universal. También cabe destacar que, aunque la Metro-Goldwyn-Mayer no se caracterizaba por conceder libertad a sus directores, con él de productor, algunos cineastas imprescindibles —Tod Browning, Victor Sjöström, Erich von Stroheim, King Vidor o Ernst Lubitsch— realizaron proyectos impensables en un estudio como MGM, porque, consciente de su posición, podía permitirse una o dos películas de prestigio al año, aunque estas no dieran dinero. Después de su primera experiencia común en Romeo y Julieta, George Cukor y Thalberg volvieron a colaborar en Margarita Gautier, sin embargo, antes de la conclusión del rodaje de este drama interpretado por la "divina", el productor fallecía como consecuencia de su débil corazón y de las complicaciones de la neumonía que puso fin a su vida. Tras de sí dejó un brillante legado artístico y comercial, que significó el engrandecimiento de la MGM, un legado con grandes aciertos y decisiones complejas (en la actualidad algunas discutibles, como encauzar el humor de los Marx o destruir los montajes originales de Avaricia y La parada de los monstruos) que lo convirtieron en la leyenda que perduró en el tiempo, no solo porque Francis Scott Fitzgerald encontrase en su figura la inspiración para dar forma a la inconclusa El amor del último magnate (que Elia Kazan adaptaría a la pantalla para cerrar su filmografía), sino porque su enfoque cinematográfico permaneció en el recuerdo de quienes fueron conscientes de que con la desaparición del joven prodigio de Hollywood también desaparecía una manera de producir cine y dinero.
Filmografía como productor
Reputation (Stuart Paton, 1921)
El jorobado de Notre Dame (The Hunchback of Notre Dame; Wallace Worsley, 1923)
El trío fantástico (The Unholy Three; Tod Browning, 1925)
Torrent (Monta Bell, 1926)
La estudiante (Brown of Harvard; Jack Conway, 1926)
La sangre manda (The Road to Mandalay; Tod Browning, 1926)
Valencia (Dimitri Buchowetzki, 1926)
Filibusteros modernos (Twelve Miles Out; Jack Conway, 1927)
El príncipe estudiante (The Student Prince in Old Heidelberg, Ernst Lubitsch, 1927)
La casa del horror (London after Midnight; Tod Browning, 1927)
Ríe, payaso, ríe (Laugh, Clown, Laugh; Herbert Brenon, 1928)
The Adventurer (Viktor Tourjansky, 1928)
Sombras blancas (White Shadows in the South Seas; W. S. van Dyke, 1928)
Los pantanos de Zanzibar (West of Zanzibar; Tod Browning, 1928)
La melodía de Broadway (The Broadway Melody; Harry Beaumont, 1929)
The Trial of Mary Dugan (Bayard Veiller, 1929)
La voz de la ciudad (The Voice of the City; Willard Mack, 1929)
Oriente (Where East Is East; Tod Browing, 1929)
The Hollywood Revue of 1929 (Charles Reiner, 1929)
The Last of Mrs. Cheyney (Sidney Franklin, 1929)
His Glorious Night (Lionel Barrymore, 1929)
El beso (The Kiss; Jacques Feyder, 1929)
Anna Christie (Clarence Brown, 1930)
Redemption (Fred Niblo, 1930)
La divorciada (The Divorcee; Robert Z.Leonard, 1930)
La canción de la estepa (The Rogue Song; Lionel Barrymore, 1930)
El trío fantástico (The Unholy Three; Jack Conway, 1930)
Seamos alegres (Let Us Be Gay; Robert Z. Leonard, 1930)
Billy the Kid: el terror de las praderas (Billy the Kid; King Vidor, 1930)
Way for a Sailor (Sam Wood, 1930)
Música de besos (A Lady's Morals; Sidney Franklin, 1930)
Inspiración (Inspiration; Clarence Brown, 1931)
Trade Horn (W. S. van Dyke, 1931)
Los seis misterios (The Secret 6; George Hill, 1931)
Un alma libre (A Free Soul; Clarence Brown, 1931)
Nada más que un gigoló (Just a Gigolo; Jack Conway, 1931)
Menschen hinter Gittern (Pál Fejös, 1931)
El pecado de Madelon Claudet (The Sin of Madelon Claudet; Edgar Selwyn, 1931)
Solo ella lo sabe (The Guardsman; Sidney Franklin, 1931)
Amor en venta (Possessed; Clarence Brown, 1931)
Vidas íntimas (Private Lives; Sidney Franklin, 1931)
Mata Hari (George Fitzmaurice, 1931)
Gran Hotel (Grand Hotel; Edmund Goulding, 1932)
Letty Lynton (Clarence Brown, 1932)
Como tú me deseas (As You Desire Me; George Fitzmaurice, 1932)
La pelirroja (Red Headed Woman; Jack Conway, 1932)
Extraño intervalo (Strange Interlude; Robert Z. Leonard, 1932)
La llama eterna (Smilin' Through; Sidney Franklin, 1932)
Tierra de pasión (Red Dust; Victor Fleming, 1932)
Rasputín y la zarina (Rasputin and the Empress; Richard Boleslawski, 1932)
Ana la del remolcador (Tugboat Annie; Mervyn LeRoy, 1933)
Eskimo (W. S. van Dyke, 1933)
Deslices (Riptide; Edmund Goulding,1934)
Las vírgenes de Wimpole Street (The Barrets of Wimpole Street; Sidney Franklin, 1934)
Outcast Lady (Robert Z. Leonard, 1934)
What Every Woman Knows (Gregory La Cava, 1934)
Biography of a Bachelor Girl (Edward H. Griffith, 1935)
No más mujeres (No More Ladies; Edward H. Griffith, 1935)
Mares de China (China Seas; Tay Garnett, 1935)
Flor de arrabal (Riffraff; J. Walter Ruben, 1936)
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