El realismo y el tono semidocumental empleado por Henry Hathaway en sus policíacos de posguerra se dejan notar en su adaptación cinematográfica de la biografía de Erwin Rommel escrita por el general de brigada Desmond Young. La voz del escritor abre el film a la nocturnidad por la que se mueve el sigiloso comando británico enviado a asesinar al mariscal alemán, cuya fama y capacidad de mando hacen mella en la moral de las tropas aliadas en el norte de África. Tras el fracaso de esta tentativa se insertan los títulos de crédito, para poco después introducir a Young (interpretándose a sí mismo) durante su breve y único encuentro con Rommel (James Mason). Prisionero de los alemanes, el inglés observa a un oficial de alta graduación que despierta su curiosidad, la cual, concluida la guerra, le llevará a investigar sobre la vida y la verdadera causa de la muerte del "zorro del desierto". Narrada por la voz del biógrafo, Rommel, el zorro del desierto (The Desert Fox: The Story of Rommel, 1951) prescinde de los datos biográficos (infancia, juventud e ingreso en el ejército) aportados por el oficial británico en las primeras páginas de su libro, también de los capítulos que el autor dedica a la Primera Guerra Mundial, al periodo de entre guerras y a su paso por Francia al mando de la "División Fantasma", para centrarse en la transformación y desencanto de un mariscal que, al frente del Afrika Korps, desobedece una orden directa de Hitler (Luther Adler). Este hecho puntual no parece afectarle más que el cansancio que sufre tras su dura campaña africana, durante la cual se gestó su leyenda. Sin embargo, su primera desobediencia no implica que se plantee cuestiones que escapan al ámbito militar, esto llegará durante su estancia en Alemania, cuando se produce su segunda entrevista con su amigo el doctor Karl Strolin (Cedric Hardwicke), líder del grupo que pretende liberar a Alemania del yugo que ha llevado al país a la locura y a la guerra. Pero su decisión no es inmediata y Rommel, el zorro del desierto muestra la concienciación de ese militar profesional, también un hombre de familia, lo cual lo humaniza, cuya máxima es mantenerse alejado de cuestiones políticas y acatar las órdenes. Por ello, inicialmente se muestra reacio a aceptar formar parte del complot del doctor Strolin y otros muchos, un plan con el que pretenden poner fin a la barbarie que se ha adueñado de su patria. Antes de aceptar participar en la operación Valkiria, se observa a Rommel en diferentes frentes y lugares: en África, en su hogar, al lado de su mujer (Jessica Tandy) y de su hijo, o en la costa francesa previo al desembarco aliado, donde tanto él como el mariscal von Rundstedt (Leo G.Carroll), el comandante en jefe de las tropas en Francia, comprenden la incapacidad militar y estratégica de Hitler y sus allegados, una incapacidad que saben costará vidas innecesarias en una guerra que ambos desean que concluya. <<Es demasiado tarde>>, asume un desencantado von Rundstedt, consciente de que el daño se produjo mucho antes, cuando aceptaron como líder a un individuo desequilibrado que contagió su desequilibrio al país por el cual los dos militares han luchado hasta ese momento contra un enemigo exterior, cuando en realidad el verdadero enemigo se encuentra dentro, cuestión esta que llevaría al mariscal a decidirse a formar parte del complot que se pone en marcha mientras él se recupera de sus heridas de guerra en el hospital. Hathaway se detiene lo justo en la exposición (y fracaso) del plan de Strolin, expuesto con mayor detenimiento tanto por G.W.Pabst en Sucedió el 20 de julio (Es geschah am 20 Juli, 1955) como por Bryan Singer en Valkiria (Valkyrie, 2008), porque su interés (y el de Nunnally Johnson como guionista) reside en lo que viene a continuación, cuando, en la última parte del film, Rommel, el hombre de familia, se sacrifica por los suyos y acepta su final silenciado por los intereses nazis.
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