<<Si tuviésemos que resumir la trayectoria vital y artística de Wenceslao Fernández Flórez en pocas palabras, esta definición tendría que ser la de un artista heterodoxo, una persona que parece haberse complacido, intencionadamente o no, en no atender la llamada de las modas de las épocas que le tocaron vivir. Tanto en su vida como en su obra, no quiso seguir los cánones del momento y sostendrá esta postura como una elección de la que pareció siempre sentirse orgulloso y que, probablemente, ha conseguido hacer de él un personaje único en la historia de la Literatura Española>> (María Luisa Varela en Wenceslado Fernández Flórez y el cine español. Festival Internacional de Cine Independiente Ourense. Vigo, 1998).
Aunque en la actualidad su nombre se asocia sobre todo a su novela El bosque animado (1943), Fernández Flórez fue un periodista y escritor precoz que inició su carrera profesional en su Galicia natal, donde a los dieciocho años asumía la dirección del Diario Ferrolano para poco después ingresar en el periódico coruñés El noroeste. La calidad de sus artículos lo llevaron a Madrid, donde colaboró con sus ingeniosas opiniones en el ABC, en la revista humorística La codorniz -hervidero de talentos como Miguel Mihura, Tono, Edgar Neville y, más adelante, Rafael Azcona- y de manera ocasional en la cinematográfica Primer Plano, publicación a la que pertenece este fragmento que corrobora el idilio del autor de Volvoreta (1917) con el cine: <<no creo que los intelectuales españoles nieguen su aportación al cine. Existen, sin duda, algunos a quienes les desagrada y que hasta le niegan atractivos; pero esto tiene el mismo valor que si a un novelista no le gustase la música o a un músico le fuese indiferente la pintura. No querría ello decir otra cosa que una limitación individual de la sensibilidad para las bellas artes. El cine es la más moderna entre éstas, y tiene una indudable belleza propia y unos medios de expresión particulares. Su capacidad de penetración en el espíritu del pueblo -y, por lo tanto, su influjo moral y educativo- es todavía superior al del teatro>>. Los primeros años de Fernández Flórez en suelo madrileño lo llevaron a las tertulias en los cafés donde figuras como Ricardo Baroja o Valle-Inclán compartían sus conocimientos con los jóvenes que allí acudían para adquirir experiencia e intercambiar ideas. Pero el escritor no recibió influencias de ninguno, o podría decirse que las recibió de todos ellos para crear un estilo literario propio y reconocible por su ingenio, su humor, su ironía y su crítica (la cual conllevó sus problemas con el bando republicano durante la Guerra Civil), un estilo que a su vez influiría en la "otra generación del veintisiete", aquella formada por Enrique Jardiel Poncela, José Luis López Rubio, Miguel Mihura o Edgar Neville, quien no dudó a la hora de señalar que <<el humor propiamente dicho, tal como lo entendemos hoy, afrontado valientemente, con la bandera desplegada, lo crean vigorosamente Julio Camba y Wenceslao Fernández Flórez entre los años diez y veinte. Estos dos escritores, que tienen la fortuna de escribir en los diarios más leídos, plantan los jalones que diferencian la literatura de humor de la literatura jocosa, festiva y chascarrillera que campeaba en el momento>> (Sobre el humorismo. Obras selectas. Biblioteca Nueva, 1969).
El humor ácido y amargo de su obra de anteguerra, no solo llamó la atención de la genial generación de humoristas que tuvo como figuras literarias paternas a los citados por Neville y a Ramón Gómez de la Serna, sino que también lo hizo con los cineastas que despuntaban en el cine español de los primeros años de la posguerra: Rafael Gil, Antonio Román o José Luis Sáenz de Heredia. Pero en contraposición, salvo por El bosque animado -adaptada en 1988 por Rafael Azcona y dirigida por José Luis Cuerda y en 2001 por Ángel de la Cruz y Manolo Gómez-, aquellos fueron años de un descenso en la calidad de su obra literaria y en sus novelas predomina el rencor acumulado durante su difícil experiencia en la Guerra Civil, escondido en hogares y en las embajadas de Bélgica y Holanda a la espera de salir del país. Tras el conflicto regresó a España y retomó su carrera periodística, literaria y también la cinematográfica que había iniciado cuando Juan de Orduña le pidió que escribiese el guión original que daría pie a Una aventura de cine (1928). <<Las obras de Fernández Flórez poseen todas, absolutamente todas las condiciones requeridas para ser transformadas en cinema. Son la pintura exacta de la realidad española. El amor, la política, las costumbres, el modo de sentir nacional, están formidablemente retratados en las novelas de este genial escritor>> (Carlos Serrano de Osma. Revista cinematográfica Gran Film, nº 1, 12 de octubre de 1935).
Si bien los dos primeros trabajos cinematográficos inspirados por el escritor coruñés resultaron irregulares, la primera versión de El hombre que se quiso matar (1942) y Huella de luz (1943), ambas dirigidas por Rafael Gil, se convirtieron en referentes de la comedia española del momento, como también lo harían Intriga (Antonio Román, 1943), La casa de la lluvia (Antonio Román, 1943) y El destino se disculpa (José Luis Sáenz de Heredia, 1945), basado en su relato El fantasma. De la década de 1950 cabe destacar su participación como dialoguista en El capitán Veneno (Luis Marquina, 1950), inspirada en la obra homónima de Pedro Antonio de Alarcón, y la adaptación que Fernando Fernán Gómez realizó de El malvado Carabel, así como la presencia del escritor como miembro de la Junta de Clasificación y Censura. Pero, a pesar de las acertadas palabras de Serrano de Osma y del éxito de las primeras adaptaciones de la obra de Fernández Flórez, esta ha sido desaprovechada, como corrobora que sus adaptaciones hayan ido disminuyeron con el paso de los años hasta prácticamente desaparecer.
Filmografía
Una aventura de cine (Juan de Orduña, 1928) (historia y guión)
Odio (Richard Harlan, 1935) (historia)
El malvado Carabel (Edgar Neville, 1935) (novela)
El ladrón de Bagdad (Ludwig Berger, Michael Powell, Tim Whelan, 1940) (diálogos en la versión española)
El libro de la selva (Zoltan Korda, 1941) (diálogos en la versión española)
Unos pasos de mujer (Eusebio Fernández Ardavín, 1941) (argumento)
El hombre que se quiso matar (Rafael Gil, 1942) (novela)
La casa de la lluvia (Antonio Román, 1943) (historia y diálogos)
El destino se disculpa (José Luis Sáenz de Heredia, 1945) (historia y diálogos)
Ha entrado un ladrón (Ricardo Gascón, 1950) (novela)
El capitán Veneno (Luis Marquina, 1951) (diálogos adicionales)
El sistema Pelegrín (Ignacio F. Iquino, 1952) (novela, guión y diálogos)
El malvado Carabel (Fernando Fernán Gómez, 1956) (novela)
El malvado Carabel (Rafael Baledón, 1962) (novela)
Los que no fuimos a la guerra (Julio Diamante, 1962) (novela)
¿Por qué te engaña tu marido? (Manuel Summers, 1969) (novela)
El hombre que se quiso matar (Rafael Gil, 1970) (novela)
Fendetestas (Antonio Francisco Simón, 1975) (cortometraje) (novela El bosque animado)
Volvoreta (José Antonio Nieves Conde, 1976) (novela)
El bosque animado (José Luis Cuerda, 1987) (novela)
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