Los personajes históricos con frecuencia son una fuente de inspiración para directores y guionistas como fue el caso de William Wallace, héroe escocés que luchó contra los ingleses por la soberanía de Escocia en el siglo XIII. Los hechos narrados por Mel Gibson se recrearon desde un punto de vista épico que se centran en la bravura de un líder que será traicionado por sus propios compatriotas, pero no sin antes poner en jaque al rey Eduardo I (Patrick McGoohan) de Inglaterra, quien en Braveheart representa a un villano que disfruta siéndolo, sin ningún aspecto positivo. La historia de William Wallace se inicia en su infancia, poco después de que el rey de Escocia fallezca sin dejar un heredero a la corona, circunstancia que aprovecha el monarca inglés para hacerse con el poder de las tierras del norte de la isla, tras traicionar en una emboscada a los nobles escoceses; éste hecho marca a William, puesto que su hermano y su padre mueren en un enfrentamiento que pretende vengar el asesinato de los suyos. El joven Wallace (James Robinson) se queda sólo, sin nadie que la ampare ni le consuele, salvo una pequeña que le ofrece una flor que conservará hasta que vuelvan a encontrarse. No obstante, tras el entierro se presenta su tío Argyle (Brian Cox), quien le enseña que lo más importante en un hombre es la inteligencia. Años después, William Wallace (Mel Gibson) regresa a su tierra natal, convertido en un joven ingenioso y culto, convencido de no querer meterse en líos y con la intención de trabajar las tierras que le pertenecen, donde desea formar una familia al lado de aquella niña que se ha convertido en una hermosa mujer. La instauración por parte de Eduardo Longshanks de la prima notte para atraer a las tierras del norte a sus nobles, convence a MacClannough (Sean McGinley) para oponerse a que su hija se relacione con el recién llegado. El miedo a que Murron (Catherine McCormack) sea poseída por un noble inglés la noche de su boda impide que MacClannough acceda a las pretensiones de Wallace; Murron no piensa de igual modo, y no duda en desobedecer a su padre e iniciar una relación con Wallace que termina en una boda secreta. La época que les ha tocado vivir es injusta y violencia; el invasor ejerce la fuerza para tomar cuanto desea, cuestión que se muestra en varias ocasiones, pero sobre todo cuando un soldado inglés intenta violar a Murron. Dicha agresión, unida a la muerte de su esposa, son los detonantes para que Wallace se convierta en el líder guerrero que guiará a los escoceses hacia su independencia. Mel Gibson escogió la épica para mostrar un enfrentamiento entre buenos y malos, sin entrar en cualquier otra perspectiva, dotando a su personaje principal de un aura heroica que le permite unir a los escoceses bajo la promesa de esa libertad que todos anhelan, y que para alcanzarla deben combatir contra la tiranía que representan los ingleses. William Wallace se gana la admiración y el respeto de sus hombres, así como la enemistad de algunos de los nobles de su país, que ven en él a una amenaza contra sus intereses, pues sus victorias le han convertido en el verdadero líder del pueblo. La historia narrada en Braveheart se centra en esa lucha por la soberanía de la nación, pero también es una lucha entre la opresión y la libertad que Wallace anhela para él y los suyos, pero que no todos están dispuestos a asumir el riesgo que ésta conlleva, sobre Robert the Bruce (Angus McFadyen), el legítimo aspirante a la corona escocesa, que cree en el mismo sueño de William, pero que se deja aconsejar por un padre (Ian Bannen) que se aferra a las migajas que le ofrece el traicionero Eduardo I, quien no ha contemplado la posibilidad de que la futura reina de Inglaterra, la princesa Isabel (Sophie Marceau), se enamore de William cuando la envía para proponer un trato que el caudillo escocés rechaza. Isabel encuentra en William Wallace todo cuanto no ha descubierto en su marido, el príncipe Eduardo (Peter Hanly), así como también observa en el escocés un corazón triste, valiente, libre y generoso, un hombre que debe ser eliminado para que el objetivo del rey se cumpla, pero un hombre que no podrá ser borrado de la memoria de los suyos, porque les ha mostrado que podrán quitarles la vida, pero jamás la libertad.
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