domingo, 2 de mayo de 2021

Operación whisky (1964)


Ante la posibilidad de ser un héroe, como le indica un oficial británico para convencerle, Walter Eckland (Cary Grant), sorprendido, responde <<¿para qué quiero serlo?>> Pero, aun asumiendo la apariencia de antihéroe, el protagonista de Operación whisky (Father Goose, 1964) no puede dejar de ser Cary Grant, pues, más allá del actor y del hombre que hubiese detrás de la imagen, estaba la estrella, el icono que provoca que, quiera o no quiera, “Papa Ganso” sea el héroe de la función, el tipo individualista que se gana nuestras simpatías desde su aparición en la pantalla. Por mucho que intente esconder su brillo inmaculado, Walter es el héroe que se debe a su público, ante quien se presenta desaliñado, lo justo para que no perder el atractivo ni la elegancia, y descarado, pero con clase y esa simpática indiferencia hacia cuanto sucede a su alrededor. No obstante, no puede salirse con la suya, tampoco logra que la guerra pase de largo y le deje en paz —como él la deja a ella—, puesto que su viejo amigo Frank Houghton (Trevor Howard), comandante de la marina británica, lo “convence” para que se presente “voluntario” al puesto de vigía en una pequeña isla desierta en el Pacífico, donde debe observar y comunicar cualquier movimiento de barcos y aviones japoneses. Pero la gracia no está en la misión, ni en el enfrentamiento entre la flema y el orden británico, representada en Houghton, y el cómico desorden del rebelde estadounidense a quien dio vida Grant, que, por cierto, era inglés. El chiste reside en otro enfrentamiento, uno múltiple, en el que el solitario bebedor de whisky deja de estar solo, lo que implica el final de su tranquilidad y el despertar de sus sentidos. En el cine de Ralph Nelson se producen acercamientos de contrarios y desconocidos que contactan inesperadamente, apurados por las circunstancias o, en ocasiones, por un accidental y cómico rescate como el de Operación Whisky. Dicen que el roce erosiona la superficie, también se comenta que provoca disputas y que hace el cariño. Todo eso puede valer para Nelson, pero además añade el baño frío para suavizar el calor que siente la pareja protagonista cuando se produce el suyo. El conocimiento, la convivencia, el contacto y una falsa serpiente acercan al antihéroe solitario y a la cuadriculada maestra interpretada por Leslie Caron, que, aparte de profesora perfeccionista, quizá sea “Mamá Ganso”, ya que lleva tras de sí siete niñas que Walter rescata sin querer, puesto que todo cuando hace a lo largo de su aventura, lo hace empujado por las circunstancias, obligado por los demás y con la esperanza de recuperar alguna botella de whisky.




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