Dramaturgo y poeta, nacido en Augsburgo en 1898, inicia sus estudios de Medicina y Filosofía en Múnich en 1917, en plena Primera Guerra Mundial. No los concluye, le interesa más la literatura, a la que decide dedicarse por entero. Durante aquellos años de guerra, trabaja en un hospital militar donde su contacto con los heridos le lleva a su postura pacifista, quizá también asiente y agudice su constante crítica a la sociedad burguesa. Brecht simpatiza con el marxismo y el comunismo, así, tres años después, en 1920, se afilia al Partido Comunista de Alemania. En esa época ya quedan asentados dos de sus grandes intereses: política y teatro; de ahí que fusione ambos y cree un teatro políticamente comprometido. Colabora en la prensa como crítico teatral, coquetea con el guion y la dirección cinematográfica en el cortometraje Mysterien eines Frisiersalons (1923) y en 1924, ya en Berlín, uno de los centros culturales europeos más vivos de entonces, trabaja junto al prestigioso Max Reinhardt en el Deutches Theater. Dos años antes, escribe las obras teatrales Baal y También en la noche. A las que, entre otras, siguen En la espesura de las ciudades (1923), Eduardo II, de Inglaterra (1924), Un hombre es un hombre (1926) y La ópera de perra gorda (1931), que sería llevada a la gran pantalla por Georg Wilhelm Pabst. La llegada de Hitler al poder le convence para abandonar Alemania, primero se exilia en Dinamarca, de 1933 a 1939, después en Suecia (1939) y Finlandia (1939-1941), para, finalmente, partir hacia Estados Unidos, donde permanecerá hasta 1947 y donde es citado por el Comité de Actividades Antiestadounidenses. El anticomunismo y la caza de brujas precipitan que abandone Norteamérica y regrese a Europa. Pero se encuentra con un país dividido en dos repúblicas, la Democatica y la Federal, más que distintas, antagónicas. Así que Brecht tiene que escoger y, siguiendo su ideología marxista, se decanta por establecerse en la República Democrática Alemana. Instalado en Berlín Este, funda el Berliner Ensamble en 1949. De su época de exilio son Galileo Galilei (1939), cuya adaptación cinematográfica más conocida es la realizada por Joseph Losey en 1975, y Madre Coraje y sus hijos (1941); también Terror y miseria del III Reich (1937), que inspira el guion de Los verdugos también mueren (Habgmen Aldo Die!, Fritz Lang, 1943), y La cabeza redonda y la cabeza afilada (1936).
Una de las preguntas que Brecht se haría para su teatro sería ¿cómo transmitir la verdad que se esconde tras la realidad aparente? Y llegó a la conclusión de que habría que, como apunta Herbert Marcuse, <<representarlo de tal manera que el espectador reconozca la verdad que la obra debe transmitir. Brecht responde que el mundo contemporáneo puede ser así representado solo si se lo representa como sujeto al cambio: como el estado de negatividad que debe ser negado. […] Se necesita en vez de énfasis y sentimiento, distancia y reflexión.>> Aparte de autor, Brecht es un de los pocos teóricos teatrales del siglo XX, también de los más grandes y, como tal, revoluciona el arte escénico y crea escuela. En Escritos sobre el teatro habla del teatro como forma de representación de la vida real y de la necesidad de que el público desarrolle sus capacidades analíticas y críticas. Es decir, no quiere un público acomodado y su teatro no va a darle facilidades en este punto. Su concepción teatral es didáctica y exigente, apela a la inteligencia del espectador, a quien quiere activo, reflexivo, crítico, en máximo desarrollo de su abstracción e interpretación. Volviendo a Marcuse, Bretch asume que <<Para enseñar lo que realmente es el mundo contemporáneo detrás del velo ideológico y material y cómo puede cambiarse, el teatro debe romper la identificación del espectador con los sucesos que ocurrieron en escena.>>
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