El amor entre Jake (Tobey Maguire) y Jack Bull (Skeet Ulrich) en Cabalga con el diablo (Ride with the Devil, 1999) aparece insinuado y solo puede darse disfrazado de la amistad que les une, que es otra manera de expresar un sentimiento de comunión diferente al que pueda darse en la pareja, pues carece del componente sexual que se añade en la relación que se establece entre dos hombres en las más lograda Brokeback Mountain (2005). Pero en ambos casos, se impone la imposibilidad de que el amor pueda ser más allá del ideal o de un instante compartido, como apuntan también las dos relaciones amorosas sobre las que giran Tigre y dragón (Crouching Tiger, Hidden Dragon, 2000) y la que se descubre igual de imposible en Hulk (2003), debido a la imposibilidad de Bruce Banner de controlar su doble condición de Jekyll y Hyde. De ese modo, el amor, su ideal a veces hecho carne y otras solo posible en la distancia del pensamiento, va asomando en lo mejor de Ang Lee, que en Cabalga con el diablo sitúa a sus personajes en plena guerra de la Secesión, enfrentando a guerrilleros rebeldes y federales en Missouri. Otros temas que asoman por la pantalla son el racismo, la xenofobia o cómo la guerra desata el salvajismo humano, pero Lee se decanta por el lado más humano, aquel que une en lazos de amistad, como los de Holt (Jeffrey Wright) y Jake, quien se casa con Sue Lee (Jewell) para que esta joven, madre soltera, mantenga su reputación intacta. Violenta, sangrienta, así es la guerra. Hombres enfrentados, mujeres quienes también se ven afectadas por la contienda y adolescentes como Jake, en busca de su identidad en un tiempo de imposibilidad que le obliga a cuanto no desea, que le arrebata a su amigo, a su amor platónico…
No hay comentarios:
Publicar un comentario