Comenzar un film romántico asegurando que el amor se encuentra en todas partes resulta falso y acaramelado, pero queda bonito y sirve para poder poner en marcha varias historias paralelas en las que se intentará demostrar la afirmación del título Love actually. Mediante una perspectiva cómica y coral se presentan varias situaciones donde los personajes disfrutan o sufren con los avatares de una sensación tan humana como lo es el amor, un amor que según los creadores del film se encuentra allí donde se mire, sin embargo, para algunos de los protagonistas no resulta sencillo ni encontrarlo ni reconocerlo. Así pues se encuentra el amor de Daniel (Liam Neeson) hacia su hijo Sam (Thomas Sangster), y viceversa, volcándose el primero en la atención del pequeño tras la muerte de su esposa y el segundo empeñado en conquistar al amor de su, todavía, corta vida. Quien parece no encontrar el amor es Jamie (Colin Firth), el escritor que descubre que su chica y su hermano se la pegan cuando él se ausenta, hecho que le decide a hacer las maletas y buscar, sin pretenderlo, un amor silencioso basado en la incomprensión dialéctica que le une a Amelia (Lucia Moniz), su asistenta portuguesa. Asimismo se observa en la oficina de Harry (Alan Rickman) dos amores opuestos: el de la timidez que se descubre en Sarah (Laura Linney) que no le permite el acercamiento a Karl (Rodrigo Santoro), imposibilidad generada por la falta de confianza y por la existencia de otra clase de amor, en este caso fraternal, que entraría en conflicto con el carnal. Allí mismo, entre esas cuatro paredes, se encuentra el amor descarado y lujurioso que muestra Mia (Heike Makatsch), la secretaria que se encuentra al acecho para atrapar a Harry, una presa que se dejaría desgarrar la camisa de muy buena gana, eso sí, siempre que no se enterase Karen (Emma Thompson), su esposa, esa mujer abnegada que le ama y que resulta ser la hermana del Primer Ministro (Hugh Grant); no vaya a ser que si Harry comete un desliz el líder del país le eche a los de la secreta encima, cuando a todas luces el político prefería enfocar todos sus esfuerzos hacia Natalie (Martine McCutcheon), su asistenta. Sin embargo, El Primer Ministro no está por la labor de atender a los problemas de su hermana, pues ya tiene los suyos, que ni son de índole económico ni sanitario, sino de personal laboral e internacional, por eso su política se centra en dos puntos fuertes: estar colado por esa asistenta morena que ocupa su pensamiento desde el momento que tomó posesión de su nuevo hogar y enfrentarse a su homólogo estadounidense (Billy Bob Thornton) por una cuestión de príncipios y quizá por unos celos inconscientes. Quien no se come una rosca es Colin (Kris Marshall), el joven que sueña con ir a América donde tiene claro que encontrará el amor o quizá lo que pretende en realidad responde al nombre de sexo, pues lo que le ocurre al llegar al bar de Milwaukee no podría decirse que fuese obra de Cupido. Entre tanto amor, también hay sitio para el amor imposible que se enfrenta a la amistad, por eso Mark (Andrew Lincoln) se muestra esquivo con Juliet (Keira Knightley), porque se ha casado con su amigo Peter (Chiwetel Ejiofor); así pues nada puede hacer, salvo amarla en silencio. Por otro lado se descubre el amor que surge de la amistad fomentada con el paso de los años, como se demuestra en la relación entre Billy Mack (Billy Nighy), un maduro y excéntrico rockero que no se corta en decir lo que piensa, y Joe (Gregor Fisher), su manager de siempre (y siempre en la sombra). Tampoco se puede olvidar el amor que nace en un trabajo tan curioso como el doblaje de desnudos, que se presenta en la figura de los dos dobles que poco a poco descubren las afinidades que les unen mientras realizan las escenas de cama a la que los actores se niegan. A grandes rasgos éstas serían las relaciones que Richard Curtis mostró desde el romanticismo, la comedia y la ternura, ofreciendo una diversión que no olvida que también existen momentos tristes en esa cosa llamada amor que sirve de guía para los excéntricos personajes que pueblan Love actually
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