La introducción de Casablanca (Michael Curtiz, 1942) nos ubica en una ciudad atestada de individuos anónimos que, huyendo de los nazis, aguardan en suelo norteafricano el momento de viajar a Estados Unidos. Cualquiera de aquellos personajes de ficción que se reúnen en Rick's no serían muy distintos del Jean Renoir real, quien, como tantos otros, se vio obligado a abandonar Francia, en su caso, vía Marsella, para aguardar en el norte de África el visado que posibilitase su salida hacia Estados Unidos. El 31 de diciembre de 1940, después de su travesía desde Lisboa, Renoir arribó a Nueva York, donde observaría los rascacielos y las luces, pero también las primeras diferencias entre el país norteamericano y la Europa que él conocía, diferencias que se ampliarían cuando, contratado por la 20th Century Fox de Darryl F. Zanuck, se trasladó a Hollywood. <<Rápidamente comprendí que la Fox no esperaba que le ofreciera mis métodos personales, sino que adoptara los métodos hollywoodienses>> recordó el genial cineasta en sus memorias. Como creador, su método de trabajo difería del empleado en los estudios, pues, Renoir asumía su obra como una unidad suya desde su preproducción hasta su montaje final, mientras, entre otras cuestiones, en Hollywood se trabajaba por departamentos (guionistas, operadores, decoradores,...) y la última palabra en el montaje la tenían los ejecutivos del estudio, como descubrió en Aguas pantanosas (Swamp Water, 1941), su primera película americana y su primera concesión al sistema. <<Cuando acabamos las tomas de Swamp Water, comprendí que la película ya no me pertenecía. Tuve ese presentimiento a raíz de una escena que yo veía desde un ángulo poco común para los estudios de Hollywood>>. Esa escena, rodada en un plano largo, tuvo que volver a rodarse en distintos planos, más acorde a la industria cinematográfica estadounidense, lo cual implicó una imposición que chocaba con las intenciones creativas de Renoir y con sus propias convicciones. De modo que la estancia del cineasta en Hollywood se convirtió desde el primer momento en un tira y afloja que impidió que su filmografía americana fuera más cuantiosa. No obstante, cualquiera de las cinco películas que la componen son dignas de su genio cinematográfico e inciden en uno de los temas fundamentales de su obra: las relaciones humanas. En el cine de Renoir el ser humano es principio y fin de sus películas y esto no fue diferente en su filmación del guión de Dudley Nichols en el que se basa Aguas pantanosas. Uno de los aspectos que más le atrajo fue su ubicación geográfica en el pantano de Okefenokee, una extensión pantanosa y primitiva de setecientas millas entre los estados de Georgia y Florida. Allí se trasladó después de convencer a Zanuck de la importancia de rodar en el paraje natural, rompiendo una de las costumbres de filmar en decorados que impedían la naturalidad pretendida por el realizador. La historia toma como excusa el encuentro de Ben Ragan (Dana Andrews) y Tom Keefer (Walter Brennan) en ese pantano donde este último ha vivido aislado y en libertad, sin condicionamientos sociales, lejos de la civilización que lo sentenció a muerte por un asesinato que no había cometido. Esta es una de las relaciones a desarrollar a lo largo de los minutos, las otras resultan igual de íntimas y tienen a Ben como protagonista o testigo, ya sea la relación que mantiene con su padre (Walter Huston), la de este con su segunda mujer (Mary Howard) o el triángulo amoroso del cual es vértice masculino y Julie (Anne Baxter) y Mabel (Virginia Gilmore) los femeninos. Estas dos mujeres se descubren opuestas, la primera es hija del fugitivo, viste desaliñada y apenas pronuncia palabra, la segunda radia como el sol, pertenece a una familia sin tacha y sin embargo esconde aspectos oscuros que no se descubren en Julie, una muchacha cuya inocencia despierta los sentimientos que Ben creía para Mabel. De ese modo, combinando todas las relaciones a desarrollar, nos encontramos en un espacio de emociones y frustraciones, de deseos, celos, engaños, restricciones y rechazo, que ofrece una visión de las relaciones humanas como piezas que forman la comunidad que verá alterada su cotidianidad cuando Mabel delate la relación de amistad entre Ben y Tom, a quien todos creían muerto y a quien la mayoría pretende dar caza en el tramo final de esta primera película que Renoir realizó a partir de un guión de Nichols.
(Frases entre comillas extraídas de Renoir, Jean. Mi vida y mi cine. Ediciones Akal, S. A., Madrid, 1993)
No hay comentarios:
Publicar un comentario