En Cita en Sundown (Decision at Sundown, 1957) se aprecian al menos dos diferencias significativas con respecto a la mayoría de películas que Budd Boetticher filmó con Randolph Scott como protagonista. En ella se descubre que el solitario vengador deja de estar solo, pues Sam (Noah Beery), un buen amigo, le acompaña hasta ese pueblo donde se desarrolla la trama y donde se comprenden los motivos que le impulsan a actuar como lo hace. La segunda diferencia notable con respecto a otros westerns del ciclo Ranown se encuentra en la ciudad que delimita la acción que se desarrolla a lo largo de una jornada, durante la cual Bart Allison (Randolph Scott) piensa ver cumplida la idea que le ha dominado durante los últimos tres años. En apariencia, el vengador de Boetticher deja de ser un solitario, no obstante su encierro en sí mismo le niega la posibilidad de compañía, cuestión que se hace patente en Sundown, convertida en el escenario único de su obsesión por matar al individuo a quien culpa del suicidio de su esposa, Dicha circunstancia se da a conocer mediante la conversación que mantienen Sam y el doctor del pueblo (John Archer), cuando el primero desvela el motivo que ha llevado a su amigo hasta ese estado que evidencia en Sundown, donde irrumpe en la boda de Tate Kimbrough (John Carroll) y Lucy Summerton (Karen Steele) para advertir a la novia que sería un grave error pronunciar el sí quiero, ya que de hacerlo, antes del anochecer, será viuda. Desde ese instante Cita en Sundown (Decision at Sundown) se centra en varios aspectos, uno de ellos muestra la relación de Tate y Ruby (Valerie French), enamorada de ese hombre que le exige que abandone la villa porque prioriza los intereses por encima de los sentimientos. Otro de los puntos de interés se observa en la concienciación de los ciudadanos reunidos en la cantina, hasta ese instante dominados por el miedo al individuo que ha controlado sus comportamientos; pero sobre todo se enfatiza la obsesión y el odio que imposibilitan que Bart Allison pueda aceptar la verdad, y de ese modo acceder al nuevo comienzo al que Sam alude antes de ser asesinado por los hombres del sheriff (Andrew Duggan). A pesar de que Cita en Sundown (Decision at Sundown) fue una de las películas del ciclo que menos gustó a Boetticher, ésta no desentona con el resto del conjunto; en ella también se descubre el desencanto que habita en un personaje obcecado por la idea de venganza, la misma que le impide olvidar y aceptar la realidad que permitiría el cambio existencial que sí se materializa en quienes le rodean, pues gracias a su presencia asumen su vergüenza y recuperan el amor propio perdido ante los manejos del supuesto villano, que no deja de ser la víctima de la obsesión del vengador interpretado por Scott.
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