Como cualquier otro medio de expresión de ideas, el cine se encuentra condicionado por los cambios políticos y sociales, que, indirecta o directamente, provocan, entre otras cuestiones, la aparición de corrientes cinematográficas que solo tienen vigencia dentro de los periodos en los que se viven dichas transformaciones. Partiendo de esta premisa, durante la transición y los primeros años de la democracia española, el ámbito cinematográfico experimentó una liberación que propició la aparición de varios tipos de cine, entre ellos el denominado "género quinqui", que podría considerarse como un intento de realismo, en muchas ocasiones forzado, que profundizaba en la marginalidad de los espacios urbanos de aquella primeriza sociedad democrática. Pero, a medida que avanzó la década de 1980, este tipo de producciones empezó a perder interés tanto para los cineastas como para el público, lo que propició su paulatina desaparición de las pantallas y con ella la de José Luis Manzano o José Luis Fernández Eguia, conocido como"Pirri", los rostros más representativos de este tipo de películas, dos actores no profesionales que compartían similitudes con los roles que interpretaron. Aparte de los actores citados, en este tipo de producciones destacan dos nombres propios: José Antonio de la Loma, considerado el padre del "género", y Eloy de la Iglesia, el realizador más exitoso, sobre todo gracias a El pico, quizá el largometraje más logrado dentro de este efímero intento de crítica social, y un film que centra su atención en dos jóvenes adolescentes de familias acomodadas, lo cual los distancia de los marginados de títulos como Perros callejeros (José Antonio de la Loma, 1977) o Navajeros (Eloy de la Iglesia, 1980). Paco (José Luis Manzano) y Urko (Javier García) son dos estudiantes de diecisiete años que inicialmente se dedican a fumar y a traficar con hachís, pero no tardan en hacerlo con heroína, lo que provoca su inevitable caída en el abismo de la drogodependencia. Esta circunstancia, que podría considerarse el eje central del film, no deja de ser una de las muchas ideas expuestas por Eloy de la Iglesia en la película, ya que El pico, aparte del problema de las drogas en las calles, presenta el enfrentamiento generacional entre padres e hijos o la situación político-social que se vivía en el País Vasco de la época, y que se personaliza en las figuras de los padres de los jóvenes protagonistas, un candidato de la izquierda abertzale y un comandante de la Guardia Civil, quienes dejan a un lado su distanciamiento ideológico, heredado del régimen anterior, para acercar posturas como consecuencia del drama por el que atraviesan sus respectivos hijos.
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