lunes, 4 de octubre de 2021

Misterioso asesinato en Manhattan (1993)


<<Saca lo mejor de mí y yo le saco su vena cómica, y hay química entre nosotros. Además, me encanta hacer ese tipo de historias de misterio al estilo del antiguo Hollywood. Y esta era así; tenía todos los elementos que me han gustado desde pequeño de esas películas…>>1 La química entre Diane Keaton y Woody Allen en El dormilón (The Sleeper, 1973), La ultima noche de Boris Grushenko (Love and Death, 1975), Annie Hall (1977) o Manhattan (1979) continuaba reaccionando en su reencuentro en Misterioso asesinato en Manhattan (Manhattan Murder Mystery, 1993), catorce años después de la última película juntos en la pantalla. El cineasta neoyorquino recordaba que lo había pasado en grande rodando la película, una de sus mejores películas porque <<todo lo que hay en ella funciona. La historia sentimental, el peligro…>>2, la música que acompaña y dota de mayor ritmo a la ingeniosa mezcla de intriga y comedia, la combinación de dos temas de su interés —el amor y la muerte—, los referentes cinematográficos, desde la obsesión, el vecino asesino y el voyeurismo de La ventana indiscreta (The Rear Window, Alfred Hitchcock, 1954) hasta la sofisticación y el lujoso ambiente neoyorquino de La cena de los acusados (The Thin Man, W. S. Van Dyke, 1934), pasando por un guiño a Perdición (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944) y un poco más de Hitchcock, en una mujer que vuelve a la vida —aunque el realizador de Zelig (1983) opinase que Vértigo (1958) le parecía un film aburrido—, para desembocar en un final espejo de La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, Orson Welles, 1947). Todo ello da sabor misterioso a esta espléndida comedia de intriga, ideada como parte de Annie Hall, y cien por cien Woody Allen, con sus relaciones de pareja, su humor, la comicidad de Keaton y la imposibilidad de encontrar una explicación racional a lo irracional de la vida, sea el amor, los celos o el deseo y la ambición que conducen al crimen y más.


En
Misterioso asesinato en Manhattan, la actriz es el alma de la fiesta a la que también se unen Alan Alda y Anjelica Huston, pues después de saber que su vida es aburrida tiene la oportunidad de divertirse cuando cree que su vecino ha asesinado a su mujer. A partir de ese instante, su cansina monotonía se convierte en una aventura a lo Dashiell Hammett, pero sin Hammett, ni tipos duros, violentos y cínicos, ni detectives profesionales. Ella, Carol Lipton, asume la investigación tras encontrar escondidas las cenizas de la vecina. No puede olvidar que el viudo ha mentido, observa por la mirilla, roba una copia de las llaves del apartamento de al lado y se introduce en casa del sospechoso y, tras ocultarse bajo la cama para no ser descubierta, escucha la conversación del viudo alegre. Cada vez está más convencida de que algo apesta en Manhattan, concretamente en la puerta de enfrente, pero Larry no quiere saber nada del asunto. Su miedo y sus nervios le aconsejan mantenerse al margen, aunque los celos que empieza a sentir, hacia la complicidad que observa en su mujer y en Ted (Alan Alda), le empujan a unirse a la divertida investigación; posteriormente será Carol quien sufra un arrebato similar cuando Marcia (Anjelica Huston) entra en escena y le roba el protagonismo en la investigación y la atención de los dos hombres. Así, como quien no quiere la cosa, el matrimonio acomodado en su rutina y en su relación de pareja, también e su situación económica, se ve envuelto en un embrollo que zarandea su monotonía hasta romperla y a ellos les coloca al borde del peligro, y a nosotros de la risa y la sonrisa, puesto que el humor comparte protagonismo con el misterio y el ingenio, con las trampas del género de suspense y con espléndidos resultados a la hora de resolver las situaciones que Allen desarrolla a lo largo de un film que no baja el tono y que, una vez más, demuestra que Diane Keaton es la actriz que mejor sienta a sus comedias.


1,2.Woody Allen en Eric Lax, Conversaciones con Woody Allen (traducción Ángeles Leiva Morales). Debolsillo, Barcelona, 2009.

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