martes, 7 de agosto de 2012

Woody Allen en tres décadas (1960-1990)


Cada creador tiene su universo creativo. No se trata de uno aislado, sino conectado con otros de los que recibe influencias y otros a los que influencia. El de Woody Allen se nutre de sus gustos cinéfilos, desde el cine clásico estadounidense a Federico Fellini, pasando por Bergman y Groucho Marx, de experiencias, de preguntas sin respuesta, de dudas y de alusiones a la religión, al sexo o al psicoanálisis, de diálogos mordaces y divertidos, y un constante intento de sus personajes por racionalizar lo irracional. Algunos de los masculinos podrían ser su caricatura; individuos nerviosos, maniáticos, hipocondríacos, que temen, preguntan y buscan respuestas que no encuentran u obtienen infinitas. Los femeninos son mujeres complejas, emotivas y, en ocasiones, confundidas, insatisfechas e inseguras; en algunos casos, como Annie Hall, son el reflejo de las mujeres con quienes mantuvo relación; papeles que fueron interpretados por Louise LasserDiane Keaton, Mia Farrow, Dianne Wiest o Judy Davis. Su creatividad bebe de diversas fuentes, influencias patentes en su obra en comentarios y en imágenes que muestra en sus películas. No lo esconde, lo expresa en InterioresSeptiembre (1987) u Otra mujer (1988), ejemplos de la influencia de Bergman; y Recuerdos (1980) o Alice (1990) de la de Fellini. Desde muy joven escribe chistes y sketches para otros humoristas y para la televisión, posteriormente se dedica a interpretar sus propios guiones en locales y escribe varias obras de teatro entre las que se cuentan Don't drink the water (1967) y Play it agein, Sam (1970), ambas trasladadas a la gran pantalla por otros directores (insatisfecho con la adaptación de la primera dirigiría en 1994 una divertida adaptación televisiva de la misma). Se inicia en el mundo del cine como guionista, su primer guión ¿Qué tal, Pussycat? (1965) fue un éxito rotundo y también le brindó su debut como actor. Tras participar como actor en Casino Royale, parodia de las películas del agente 007, se pasa a la dirección en 1969. Su primer film como realizador (olvidando su aportación en la parodia Lily, la tigresa) sería Toma el dinero y corre, alocada comedia que también interpretó, en la que da vida a un delincuente muy peculiar. Los años siguientes realiza comedias que siguen la estela de su ópera prima: Bananas (1971) y Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo, y no se atrevió a preguntar (1972) e interpreta y escribe el guión de Sueños de seductor (1972), film dirigido por Herbert Ross, basado en su obra teatral Play it again, Sam. Con El dormilón (1973) rueda su primera película que posee una continuidad narrativa ajena a los sketches que predominaban en las anteriores, además posee un ritmo alegre y  excelentes momentos cómicos que se desarrollan dentro de un marco de ciencia-ficción. La última noche de Boris Grushenko (1975) presenta un salto de madurez que apunta al cambio que se produce en Annie Hall (1977), ya que su personaje realiza excelentes y divertidos análisis de problemas antropológicos que le afectan como individuo. Como actor y coproductor participa en La tapadera dirigida por Martin Ritt, drama que aborda la caza de brujas producida en Hollywood años atrás. En el año 1977 se produce un punto de inflexión en su carrera al estrenar Annie Hall, en la que alcanza la madurez creativa que confirma un estilo fresco y original. Al año siguiente realiza Interiores, su primer drama, al que siguió otro de sus films más reconocidos: Manhattan (1979), rodada en impecable blanco y negro (a cargo de Gordon Willis), amenizado por la magnífica música del mítico compositor George GershwinRecuerdos (1980) muestra a un Woody Allen diferente, de gran libertad creativa, sin embargo el público no supo apreciarla en la medida de su valía al esperarse una nueva comedia del director neoyorquino. Dos años después regresaría a la comedia con La comedia sexual de una noche de verano (1982). Zelig (1983) es una excelente y original película, disfrazada de falso documental, donde su personaje principal posee la extraña habilidad de mimetizarse con aquellos que le rodean para poder ocultar sus inseguridades. En Broadway Danny Rose (1984) la trama gira entorno a un agente de artistas (muy peculiares) que acaba perseguido por la mafia. La Rosa Púrpura de El Cairo (1985) muestra la soledad de una soñadora frustrada que no tarda en vivir un romance imposible con un secundario que sale de la pantalla para consolarla y enredar un poco más su existencia. Hannah y sus hermanas (1986) es una obra que profundiza en el seno de la familia y las relaciones que se producen dentro del mismo, tanto entre las hermanas a las que se refiere el título como con sus respectivas parejas. Días de radio (1987) podría considerarse como un retrato distorsionado de su infancia y un homenaje al medio que marcó aquellos años de su niñez. En 1989 rueda el episodio Edipo reprimido en el film Historias de Nueva York (que contó con la participación de otros dos grandes del celuloide: Martin Scorsese y Francis Ford Coppola); para luego dirigir Delitos y faltas (1989), film que pone en tela de juicio la moralidad y el sentimiento de culpa, y sin duda una de sus grandes obras maestras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario