martes, 26 de octubre de 2021

Campeones (1942)


Los ídolos de ayer son o suelen ser el olvido de hoy, como recordaría Manuel Summers en Juguetes rotos (1966), espléndido documental que, entre otras figuras, recuperaba la memoria del ilustre jugador del Bilbao, del Valencia y de la selección española, Guillermo Gorostiza. Antes de aparecer en el film de Summers, “Goro”, figura del balompié de la década de 1930 y 1940, se dejaba ver en la comedia futbolística Campeones (1942), en compañía de los también futbolistas Ramón Polo, Jacinto Quincoces y el mítico Ricardo Zamora, quien, con anterioridad, había participado en el film mudo Por fin se casa Zamora (José Fernández Carrelas y Pepín Fernández1926) —y a quien se “recuerda” en el trofeo que cada año se entrega al portero menos goleado de la liga española. Estos y otros ídolos del balón, como Luis Pasarín y el atlético José Mesa Suárez, y el popular locutor radiofónico Enrique Fuertes Peralba, se unieron en la pantalla a Luchy Soto, José María Seoane, Laura Pinillos, Gabriel Algara y Carlos Muñoz por obra del productor Cesáreo González, cuya pasión futbolística le llevó a ser presidente del Celta de Vigo y de la Federación Gallega de Fútbol y a producir Campeones, que supuso el debut en la dirección de largometrajes de Ramón Torrado, uno de los directores más comerciales de la época, tal apuntan los éxitos de esta comedia y de Botón de ancla (1947).



La idea de
Campeones partió del periodista deportivo Manuel Gómez Domingo “Rienzi”, que le comentó al dueño de Suevia Films la posibilidad de realizar una película sobre el fútbol, aunque posteriormente lo que se vería en la pantalla distaría del argumento previsto en un primer momento. Tampoco contaría con la inicialmente prevista dirección de Florián Rey, quien hace una breve aparición interpretándose a sí mismo. La trama del film es simple, busca el enredo y la evasión, así como constatar el fervor y la pasión por el fútbol que padece más de la mitad del país. Eduardo (Carlos Muñoz) es otro apasionado del balón, juega de portero, pero su tío y su madre le hacen prometer que dejará el deporte y buscará trabajo. El muchacho acata la decisión familiar y busca empleo en un taller de aviación donde se enamora de Paulina (Luchy Soto) y, tras cierta resistencia por su parte, entra a formar parte del equipo El Volador, que se juega el campeonato de liga con sus eternos rivales del Deportivo Ferrocarril. El humor lo aportan la pareja formada por Goro y Polín, don Pelayo (Gabriel Algara) y tita Merche (Laura Pinillos), mecenas de sus respectivos que equipos y que se enfrentan verbal y económicamente (en una apuesta). La afición y producción de González obtuvo su recompensa, pues la película resultó ser un éxito popular. El productor vigués estaba tan orgulloso de su logro que no dudó en decir que <<llevé a la pantalla otra gran ilusión de mi vida, el fútbol y lancé el primer filme deportivo de España… con el que marqué una nueva orientación para nuestro cinema>>.1 En ciertos aspectos, como la inclusión de la retransmisión radiofónica en la final del campeonato —Torrado intercala imágenes del partido con planos del locutor que lo retransmite—, Campeones marcó tendencia uniendo en la pantalla española fútbol, cine y radio, pero las palabras de su productor quizá resulten un tanto exageradas, al decir que <<lancé el primer filme deportivo de España>>, ya que hubo otros —Por fin de casa Zamora o Fútbol, amor y toros (Florián Rey, 1929)— antes de esta exitosa película que abrió una nueva vía para posteriores producciones ambientadas en el ámbito futbolístico: Once pares de botas (Francisco Rovira Baleta, 1954), La saeta rubia (Javier Setó, 1956) o Los ases buscan la paz (Arturo Ruiz Castillo, 1955).


1.José Luis Castro de Paz y Jaime Pena Pérez: Ramón Torrado. Cine de consumo no franquismo. Centro Galego de Artes da Imaxe/Xunta de Galicia, A Coruña, 1993.

2 comentarios:

  1. A pesar de tratarse de una película que explota el potencial de su temática para llegar al gran público, posee el aliciente, al cabo de los años, de haberse convertido en un documento de época.

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