Con la llegada de la década de 1980 y con una reputación inmejorable, Francis Ford Coppola, cansado de rodar en las condiciones vividas durante la filmación de Apocalypse now, decide rodar en sus estudios una arriesgada y personal propuesta musical, en la que puso su alma y su fortuna. Corazonada (1982) resultó un enorme fracaso, un desastre económico que hundió a la productora de Coppola y que llevó a su director a la ruina. Con su carrera herida de muerte, se ve obligado a aceptar dirigir dos películas ajenas a su idea, Rebeldes (1983) y la Ley de la calle (1983), ambas centradas en el mundo de las pandillas callejeras, pero muy opuestas entre sí. Si Rebeldes resultó un éxito de público y un trampolín hacia el estrellato para un puñado de jóvenes actores (Tom Cruise, Matt Dillon, Rob Lowe, Patrick Swayze, Diane Lane, Emilio Estevez o Ralph Macchio), la mucho más personal y madura, La ley de la calle, le proporciona la oportunidad de llevar la adaptación de la novela de Susan E.Hinton a su propio terreno (¡Y nuevo premio para el director! otra Concha de Oro en San Sebastián). La situación creada tras Corazonada (1982) parecía ir estabilizándose, Coppola seguía vivo y su cine también. En 1984 logra un nuevo éxito con Cotton Club (1986), sin embargo, el excesivo coste de la película no le saca de su precaria situación económica, lo que le obliga a dirigir Peggy Sue se casó (1986), una comedia irregular protagonizada por Kathleen Turner (una de las estrellas de la década) y Nicolas Cage (de nombre real Nicolas Coppola) que también resultó un éxito de taquilla. En 1987 realiza una pequeña gran película, un drama que gira en torno a los soldados que serán enviados a Vietnam titulada Jardines de piedra (1987). Bajo la producción de George Lucas (que así le devolvía el favor contraído la década anterior) realiza uno de sus mejores y más personales films (digamos el más personal ya que en el va la explicación de su sueño) Tucker, un hombre y su sueño (1988). Genial narración de su propio sueño a través de Tucker, un empresario visionario que desea construir el coche perfecto, interpretado magistralmente por Jeff Bridges, con la que alcanzaba su sueño (aunque él aún continuaría soñando).
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