Las Ratas (galardonada con el Premio de la Crítica en 1962) es una novela ejemplar en cuanto a su sencillez narrativa o a la utilización de un habla coloquial por parte de unos personajes que representan, con acierto, la vida cotidiana de un pueblo castellano. Miguel Delibes adorna la novela con cierto aire poético, que sirve para acentuar la crudeza y la realidad que domina sus páginas. La miseria, las condiciones ambientales o los estamentos establecidos marcan la cotidianidad de ese pequeño universo rural, espacio poblado por gentes dominadas por una ignorancia que les impulsa a aceptar sus prejuicios y creencias como guía incuestionable de sus pensamientos. Entre todos estos hombres y mujeres surge la figura del Nini, un niño callado, observador, que absorbe todo cuanto le rodea y reflexiona sobre ello (proporcionándole una visión mucho más amplia que la del resto de sus vecinos), representa un soplo de aire fresco en un entorno anclado en una tradición que se perpetúa indefinidamente. Así pues, el muchacho se convierte en el eje narrativo de la historia, y servirá de guía para que el lector descubra los aspectos y simplezas de cuantos le rodean. Este pequeño, vive en una cueva, en compañía de su padre, tío Ratero (un hombre que se dedica a cazar ratas, que posteriormente vende como alimento). Las autoridades, conscientes de la mala imagen que produce ver personas viviendo en semejantes condiciones, pretenden alejarles de un domicilio que tío Ratero, hombre de pocas palabras y de mente obtusa, se niega a abandonar, porque simplemente es suyo. Este es un punto que permite conocer la relación padre-hijo, que representa a la perfección los distintos puntos de vista y de personalidad que se dan entre ellos (y que podría generalizarse para el resto del pueblo), diferencias que se acentuarán con la aparición de un nuevo atrapa-roedores y con la particular visión que cada uno posee del medio en el que viven. La aldea está habitada por otras personas que, al igual que el caza-ratas, dejan que sus días transurran convencidos de poseer un pensamiento correcto, que les lpermite actuar correctamente. De este modo, encontramos seres que representarían al típico pueblo de la época, en el que podríamos encontrar: al propietario de casi la práctica totalidad de cuanto existe en el lugar; al alcalde que actúa para agradar al gobernador; a la puritana que emite juicios, basados en la tradición condicionada por una religiosidad mal entendida o mal enfocada; a los emigrantes extremeños (mal vistos por buena parte de la población, que encuentran en estos personajes a seres ruines y mezquinos, a pesar de no serlo) quienes únicamente pretenden trabajo y la consiguiente paga para poder mantener a sus familias o los personajes que deambulan por la taberna, que se erige en uno de los marcos espaciales de la obra, que Delibes utiliza para ofrecernos las relaciones que se dan entre ellos, parte esencial para conocer unas personalidades que comparten las mismas inquietudes.
Las Ratas es una novela que presenta las miserias, los miedos y las pequeñas o grandes aspiraciones que viven dentro de unas personas que buscan respuestas, pero sin detenerse a pensarlas, que actúan según su tradición y sus escasos conocimientos (que creen suficientes) y que les obliga a tener una visión muy limitada de cuanto les rodea. Todo lo contrario que el Nini, quien gracias a su poder de observación aprende y descubre un mundo mucho más amplio, algo que le convierte en extraño a los ojos de sus convecinos. Miguel Delibes crea, gracias a la sinceridad y sencillez narrativa, un fresco maravilloso, crítico, duro y, por momentos, tierno de un entorno rural donde las ideas que lo rigen se encuentran decididas de antemano, porque sus habitantes pasan por alto pequeños aspectos que son vitales para sus vidas y que sólo el Nini, a pesar de su corta edad, puede alcanzar a comprender.
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