viernes, 23 de febrero de 2024

Vicios pequeños (1978)

Cuando dos actores tan grandes como Ugo Tognazzi y Michel Serrault se alían en la pantalla puede pasar que llegue un tercero, que responda al nombre de Michel Galabru, y que juntos y revueltos den rienda suelta a su capacidad cómica y se batan en un duelo interpretativo a tres bandas. Ese momento cinematográfico se estrenó por estos lares con el título Vicios pequeños (La cage aux folles, 1978), pero aquí y donde sea, la película apuesta por el humor para expresar tolerancia. En esta alocada comedia basada en la obra teatral de Jean Poiret, los dos primeros dan vida a una pareja homosexual que ve como su cotidianidad se transforma en otra cosa cuando Renato Baldi (Ugo Tognazzi) recibe la noticia de que su hijo Laurent (Rémi Lairent) se va a casar; y que los padres de la novia quieren conocer a la familia. Baldi, empresario de cabaret, vive con Albin (Michel Serrault), la diva del espectáculo y su pareja desde hace veinte años. Juntos viven su madurez y su relación matrimonial con altibajos, pero conscientes de quienes son y lo que sienten el uno por el otro. La pareja es el principal exponente de esta comedia que Édouard Molinaro realizó a partir de la exitosa pieza que Poiret había estrenado en 1973. Dicho éxito anunciaba que era previsible que se realizase una adaptación cinematográfica, la cual también resultó un éxito rotundo, aceptación popular y económica que deparó dos secuelas, una película para televisión y la versión hollywoodiense que Mike Nichols rodó en 1996; sin olvidar que también tuvo su adaptación musical en Broadway.

El ambiente en el que vive y rodea a la pareja es alegre, colorista, liberal y, en cualquier aspecto, contrario al del que proviene el personaje de Galadru, que da vida a Simon Charrier, un severo de tono y lomo e igual de intolerante que Louise (Carmen Scarpitta), con quien está casado. Ambos son rígidos y censuran cualquier idea que suene distinta a su discurso y amenace su moral. Esta buena pareja, conservadora y burguesa de pura cepa, tienen una posición que hacer valer y defender ante los medios, pues él resulta ser un personaje público, para más señas diputado y secretario del partido político que vela por el orden moral de la nación —y cuyo presidente muere en brazos de <<una prostituta menor y negra>>—; pero también es el padre de Andréa (Luisa Maneri), la novia de Laurent. Para evitar que la prensa se ensañe, debido a la doble moral del presidente fallecido, Louise le aconseja que visiten a sus futuros consuegros y anuncien a los medios la boda de su hija, para dar a los periodistas otra noticia con la que acallar las voces críticas con el comportamiento del fallecido. Esta artimaña política supone el encuentro entre las dos familias y anuncia el más que previsible choque entre perspectivas opuestas, las distintas formas de sentir y ver la vida que representan sendos polos. Y por supuesto, esa reunión familiar a la fuerza da pie al enredo, a situaciones de comicidad y a un posicionamiento a favor de la libertad y la tolerancia…



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