En 1973 el ex-jugador y campeón de tenis Bobby Riggs (1918-1995) retó a la también campeona y tenista Billie Jean King (1943) a un partido en el que el primero quería demostrar que el deporte de la raqueta no era para mujeres. Reticente a participar en lo que creía una charlotada —un guiño a Mi tío Jacinto (Ladislao Vajda, 1954)—, la campeona dijo no. Poco después, tras la derrota de la tenista australiana Margaret Court (1942) frente al retador, Billie Jean aceptó para demostrar lo equivocado que estaba Riggs y quien pensase de ese modo. La deportista se preparó a fondo y venció a su oponente, que deportivamente reconoció su equivocación. Esta historia la exponen Valerie Faris y Jonathan Dayton en La batalla de los sexos (Battle of the Sexes, 2017), pero no voy a hablar de esta película. Solo expresar que Billie Jean King no solo calló la boca de su rival y le hizo cambiar de opinión, sino que acalló a cualquiera, logrando un paso más en la equiparación profesional. Ya lo había hecho con anterioridad, cuando consiguió que la organización del USA Open concediese el mismo premio en metálico al vencedor de la categoría masculina que a la femenina. Esto era un paso importante en el deporte profesional, pero no fue el primero ni el último. Tampoco lo fue la historia que inspira Ellas dan el golpe (A League of Their Own, 1992), la creación en 1943 de la All-American Girl Professional Baseball League, pero igualmente es otro momento clave que reivindica la figura deportiva femenina en el deporte profesional. Se produjo durante la guerra mundial, en 1943, cuando los estadounidenses luchaban en el Pacífico y en Europa.
El país se había despoblado de hombres y esto afectó a las grandes ligas de baseball y a sus inversores. Con los muchachos lejos de casa, sin posibilidad de mantener la competición masculina, a Ira Lowenstein (David Strathairn) se le ocurre la brillante idea de crear una liga profesional femenina mientras la ausencia continúe. A los propietarios les parece una opción aceptable para continuar con su competición y su negocio. Así que dan luz verde al proyecto y a la selección de jugadoras en Chicago, adonde llegan las hermanas Kit (Lori Petty) y Dottie (Geena Davis), que es la protagonista de esta ficción narrada por Penny Marshall y escrita por Babaloo Mendel y Lowell Ganz; aunque todo el equipo lo sería, pues se trata de indicar una hazaña y reivindicar a sus heroínas. Ellas dan el golpe asume un tono cómico para expresar que la mujer, no una en particular, sino cualquiera en general, puede practicar y competir igual que el hombre, solo que a ellas se les exige vender una imagen refinada, atractiva, conservadora e incluso las obligan a vestir uniformes más pensados para lucir pierna que para resultar cómodos en el campo de juego. Pero, para que todo el asunto funcione, necesitan atraer al público y llenar los estadios; y esto no sucede de inmediato. Las gradas están vacías y los pocos asistentes se burlan de ellas. Así que la prensa y la publicidad resultan fundamentales para transmitir y llamar la atención. La película se centra en varias de estas jugadoras, sobre todo en Dottie, personaje inspirado (que no basado) en Dottie Collins (1923-2008), leyenda del baseball profesional femenino que jugó en las Minneapolis en 1944 y en las Fort Wayne Daisies de 1945 a 1948 y 1950; pero también en el entrenador Jimmy Dugan (Tom Hanks), antigua estrella del “pelota base” cuyos problemas de alcoholismo le han llevado a una situación en la que no puede rechazar entrenar a un equipo en el que inicialmente no cree, pues, como Bobby Riggs antes de ser derrotado por Billie Jean King, no considera a la mujer capacitada para ser una profesional a la altura en deportes que consideran de hombres. No obstante, su contacto con el equipo, y el ver en Dottie a una jugadora sin par, le hacen cambiar de opinión y establecer una relación con sus pupilas que no esconde su admiración hacia ellas. Aparte del tono distendido con el que Marshall trata el asunto y las relaciones entre el entrenador y sus jugadoras, y de la conflictiva que mantienen las dos hermanas, la cineasta se interesa en mostrar la cotidianidad de esas mujeres que, en ese instante de ausencia masculina, dan el paso adelante y demuestran su valía…
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