lunes, 8 de abril de 2024

Punk in London (1977)

Suena contradictorio afirmar que la británica es una de las sociedades más conservadores y al tiempo de las más liberales, pero la contradicción no lo es, ya que su liberalismo no deja de ser la permisividad del Poder conservador (cualquier Poder es conservador porque pretende conservarse y perpetuarse) hacia aquello que no moleste excesivamente su control. Es decir, es permisivo hasta cierto punto, permitiendo aquellas demandas que, aunque molesten o trastoquen parte, no hagan tambalear el todo. Sus cimientos son fuertes y sus élites también, aunque su esnobismo y la superioridad que se atribuyen y abrazan sin disimulo puedan dar pie a la caricatura que los propios británicos hacen de sí mismos; como corroboran las comedias Ealing, las de Monty Python e incluso el humor más burdo de Benny Hill. En cierto modo, tal contradicción posibilita que se adelanten a las sociedades de otros países; la historia recuerda que fue en suelo británico donde nació el liberalismo, la revolución industrial, los movimientos sufragistas e incluso una contracultura urbana llamada punk, la cual no tardó en convertirse en un producto más del sistema y en caricatura de sí misma. Ahí reside la victoria de cualquier sistema, en hacer de los movimientos contraculturales parte del engranaje. ¿Cómo lo consiguen? Depende del tipo de gobierno. En una dictadura, la represión, persecución y eliminación; en una democracia mercantil se intenta mediante la negociación y seducción, dicho de otro modo: “te colmo de bienestar, dinero y placer, y hacemos negocio”. A eso aspiraban los jóvenes punks, a su propio bienestar, que no coincidía con el de la clase media a la que pertenecían, pero, en todo caso, su propuesta no pretendía ni iba a cambiar una sociedad que les cambiaría a ellos haciéndoles parte de la cultura popular; claro que habría aquellos que resistirían. Pero, por un instante, quizá se sintiesen liberados de la norma; rebelándose a través con sus ropas, peinados, pinturas y música; las cuales no tardarían en con vertiste en un tipo de moda; sobre todo su música, en la que inicialmente se “cagaban” en sus mayores, en su entorno y en sus dictados. Aquel movimiento quizá fuese el último radical del siglo XX y el documental alemán Punk in London (Wolfgang Büld, 1977) intenta acercarlo al público y explicar algunos de sus rasgos…



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