domingo, 12 de junio de 2011

Fritz Lang, en el exilio


Tras ser llamado por el ministro de propaganda nazi, como consecuencia de El testamento del doctor Mabuse, Fritz Lang supo que el momento de abandonar Alemania había llegado. Así pues, consciente del peligro que corría, llegó a su casa y le dijo a su empleado doméstico que le preparase una maleta, con lo necesario para pasar una semana fuera, tomó el poco dinero que guardaba en su domicilio y salió pitando hacia la estación de tren más cercana. Lang arribó a París en 1933; allí aguardaría su salida hacia los Estados Unidos, país adonde también llegarían otros cineastas, músicos, actores, actrices y tantos más que escapaban de la amenaza nazi. Durante su estancia en la capital francesa, se reencontró con el productor Erich Pommer, que trabajaba por aquel entonces para la Fox Europa, y gracias a este reencuentro, Lang pudo rodar Lillion, una película que dista de la genialidad de quien era considerado el cineasta más prestigioso de su país —Lubitsch llevaba años en Hollywood y Murnau había fallecido en un accidente automovilístico. En 1935, ya en suelo norteamericano, firmó un contrato con la Metro Goldwyn Mayer para realizar una película, sin embargo, el tiempo pasaba y no filmaba. Este periodo de paro involuntario lo aprovechó para conocer la cultura y el idioma de la nación que le acogió. Y a punto de caducar su acuerdo con la MGM, consiguió rodar otra de sus grandes obras, pero ¿cuáles no lo son? Furia (Fury,1936) presenta un estilo sobrio y realista con el que el realizador mostró un universo violento, dentro del cual un hombre inocente, encarnado por Spencer Tracy, es linchado por una jauría humana enloquecida que clama justicia sin ser justos. Aunque en la genial M ya toca el tema, se podría decir que Furia fue su primera incursión dentro del cine negro y cine de denuncia social, combinación que repetiría al año siguiente en otra magnífica producción. Sólo se vive una vez (You only Live Once) resulta una película pesimista y fatalista en la que los dos personajes principales, encarnados por Henry Fonda y Sylvia Sidney, se ven superados por las adversidades y las injusticias que impiden su relación matrimonial. Sin embargo, a pesar de estas dos grandes referentes, su andadura americana no resultaba sencilla, deambulando de productora en productora realizando largometrajes ajenos a su creatividad o a sus intereses personales, como sería el caso de la comedia social You and Me (1938) o los western: La venganza de Frank James (The Return of Frank James, 1940) y Espíritu de conquista (Western Union, 1941).


Por entonces, la Segunda Guerra Mundial ya era una realidad que asolaba al mundo, y desde Hollywood empezaron a llegar películas de propaganda antinazi que lanzaban un mensaje claro de oposición al régimen nacionalsocialista. Y al igual que Jean Renoir o Douglas Sirk, entre otros exiliados, Lang aportó su grano de arena a la causa en la excelente El hombre atrapado (Man Hunt, 1941) pero ésta no sería su única incursión en el tema, ya que volvería sobre él en otras tres estupendas producciones en las que de nuevo advertía y denunciaba al régimen totalitarista que le había obligado a abandonar su país natal: Los verdugos también mueren (Hangmen also Die, 1943), El ministerio del miedo (Ministry of Fear1943) y Clandestino y caballero (Cloak and Dagger ,1946) dejaban clara su postura ideológica y su buen hacer artístico. A partir de 1944 se puede hablar de un Fritz Lang inmerso en el cine negro propiamente dicho, creador de joyas imperecederas como La mujer del cuadro (The Woman in the Window, 1944), film psicológico protagonizado por Edward G.RobinsonJoan Bennett, donde se retrata la obsesión de un hombre tranquilo que se encuentra dominado por la imagen, pictórica y real, de una hermosa mujer que le lleva a la ruina. Un año después, y con los mismos actores, rueda para su recién creada productora Diana Productions (sus socios eran Walter Wanger, Dudley Nichols y la propia Joan Bennett) una nueva versión de la novela de Georges de La Fouchardière, 
que con anterioridad había sido adaptada por Jean RenoirPerversidad (Scarlet Street, 1945) fue una nueva muestra del talento y genialidad de Lang. Secreto tras la puerta (Secret beyond the Door, 1947), de nuevo protagonizada por Joan Bennett, reincide en un cine negro de corte psicológico en el que el ambiente de angustia amenaza a una mujer que descubre aspectos de su marido que le atemorizan. Tras este título se produjo otro parón artístico que duró alrededor de tres años; por sus manos pasaron varios proyectos que no llegó a rodar, entre ellos Winchester 73, que posteriormente dirigiría Anthony Mann, o El político, película que filmaría Robert Rossen. En 1950 acepta participar en una producción modesta, House by the Riveren la que se involucra con evidente entusiasmo para conseguir ese toque personal que siempre se descubre en sus películas. De igual modo asumió la realización de Guerrilleros en Las Filipinas (American Guerrilla in The Philippines, 1950), film bélico puramente alimenticio protagonizado por Tyrone Power. Sin embargo, su posterior largometraje, Encubridora (Rancho Notorius,1952), se presenta como un western personal, extraño, oscuro, en el que el odio y la muerte están siempre presentes, constantes que le confieren un tono más cercano al cine negro. Encuentro en la noche (Clash by Night, 1952) es otra de las grandes producciones americanas del director, interpretada por Barbara Stanwyck, Robert Ryan y Marilyn Monroe (antes de alcanzar el estrellato), y una perfecta muestra de su perfecto dominio narrativo a la hora de indagar en la interioridad de sus protagonistas. Gardenia azul (The Blue Gardenia, 1953) resultó un rodaje relámpago, veinte días, pero le permitió probar nuevos métodos para una filmación rápida. Los años siguientes rodaría un cine negro moderno, duro, conciso y crítico con algunos estamentos y aspectos sociales de su época (algo que ya había hecho en su dos primeras producciones hollywoodienses). En esta etapa realizó obras maestras como: Los sobornados (The Big Heat, 1953)Deseos humanos (Human Desire, 1954) —adaptación de la novela homónima de Émile Zola, que ya había sido llevada a la pantalla por Jean Renoir en La bestia humana (La bête humaine, 1938)—, su estimulante película de aventuras rodada en decorados y en formato cinemascope (innovación que detestaba) Los contrabandistas de Moonfleet (Moonfleet, 1955) y Mientras Nueva York duerme (While the City Sleeps, 1956). La última de sus joyas americanas fue Más allá de la duda (Beyond a Reasonable Doubt, 1957), un pesimista análisis social con apariencia de cine negro. Estas cinco magníficas películas son en su conjunto y por separado una excelente muestra de la sobriedad, la precisión, la eficacia y la genialidad de un cineasta que, al igual que muchos otros creadores, veía como su obra era adulterada una y otra vez por productores que pretendían regirse por la política de empresa y, harto de seguir peleando con estos ejecutivos, decidió regresar a Europa. De ese modo, Fritz Lang abandonó Hollywood dejando como legado una magnífica colección de obras maestras, y que unidas a sus dos etapas alemanas le convierten en un director imprescindible.


Filmografía estadounidense

Furia (Fury, 1936)


Solo se vive una vez (Only Live Once, 1937)

You and Me (1938)

La venganza de Frank James (The Return of Frank James, 1940)

Espíritu de conquista (Western Union, 1941)

El hombre atrapado (Man Hunt, 1941)

Los verdugos también mueren (Hangmen Also Die!, 1943)

El ministerio del miedo (Ministry of Fear, 1944)

La mujer del cuadro (The Woman in the Window; 1944)


Perversidad (Scarlett Street, 1945)

Clandestino y caballero (Cloak and Danger, 1946)

Secreto tras la puerta (Secret Beyond the Door, 1947)

La casa del río (House by the River, 1950)

Guerrilleros en las Filipinas (American Guerrilla in the Philippines, 1950)

Encubridora (Rancho Notorious, 1952)

Encuentro en la noche (Clash By Night, 1952)


Gardenia azul (The Blue Gardenia, 1953)

Los sobornados (The Big Heat, 1953)


Deseos humanos (Human Desires, 1954)



Mientras Nueva York duerme (While the City Sleeps, 1956)

Más allá de la duda (Beyond a Reasonable Doubt, 1956)


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