lunes, 20 de noviembre de 2023

Mi vecino Totoro (1988)


Desde su debut en el largometraje animado en El castillo de Cagliostro (Rupan sansei: Kariosutoro no shiro1979), Hayao Miyazaki busca historias que entretengan, emocionen, interesen y diviertan, y personajes que conecten con el público. Pero en todas ellas también insiste en que deben generar beneficios económicos, ya que el cine es un negocio y sin ganancias, la siguiente película correría el riesgo de no existir. Esto implica una presión y una responsabilidad añadidas, que en Mi vecino Totoro (Tonari no Totoro, 1988) resultaron más livianas que de costumbre, ya que se decidió que su película iba a formar parte de una programación doble de Ghibli. De esa forma, Miyazaki se sintió más libre, pues iba a estrenarla junto a La tumba de las luciérnagas (Hotaru no haka, Isao Takahata, 1988), espléndida película animada basada en la novela de Akiyuki Nosaka. Hoy son dos de los títulos emblemáticos de Takahata y Miyazaki, cuya primera colaboración se remonta a la década de 1960. Junto Toshio Suzuki, ambos fundaron Studio Ghibli en 1985; y ambos son nombres propios del cine de animación. Ya lo eran cuando estrenaron sus dos películas, pero en su exhibición en las salas no lograron acaparar la atención del público (a pesar de los premios recibidos). Dos años después, Mi vecino Totoro se emitió por televisión y su popularidad se disparó. Se desató la fiebre del personaje que da título a este film de apariencia sencilla y gran sensibilidad creativa y emocional. La historia de las dos hermanas y su amistad con Totoro, el “conejo” gigante, espíritu del bosque y guardián de la naturaleza, que aparece y desaparece a voluntad, confirmaba que el director de Nausicaä del Valle del Viento (Kaze no tani no Naushika1984) no solo era un excelente dibujante y director de animación, sino una gran cuentacuentos, creador pleno, con una visión propia del medio en el que dejaba volar su fantasía, su ternura y su sentido del humor para dar forma a la aventura de la pequeña Mei y su hermana Satsuki. Son dos niñas cuya madre está interna en el hospital y cuyo padre acude cada día al trabajo, dejándolas solas en un entorno rural donde la mayor asume el cuidado de la menor. Miyazaki realiza una estupenda película en la que lucen la fantasía, la infancia, la amistad y la alegría de vivir de dos niñas que también han de enfrentarse al miedo —el que surge de la posibilidad de la muerte materna o el consecuente a la desaparición de Mei— que trastoca su cotidianidad, para nada monótona, en su nuevo hogar donde conocen al espíritu del bosque que las ayuda cuando el temor acecha.




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