jueves, 23 de noviembre de 2023

Tenet (2020)


Cada día se realizan viajes en el tiempo; cada persona los realiza, a todas horas, a cada minuto y segundo, pero son siempre hacia adelante, tomando de referencia el tiempo humano y como punto de partida el nacimiento. Solo el cine, la literatura, la fantasía, han logrado hacerlo a placer, saltando del presente al futuro o al pasado, huyendo de la linealidad temporal que nos atrapa dentro sus fronteras, todavía inamovibles para la realidad y la ciencia humanas. A Christopher Nolan no le “obsesiona” no poder saltar físicamente en el tiempo, pues él lo hace en el medio cinematográfico, que le permite jugar con la percepción temporal y con la realidad que nuestro devenir limita a una única dirección. En sus películas, el tiempo funciona como espacio narrativo y entidad física a la que recurre para crear la ilusión de que pasado, presente y futuro son escenarios que pueden acercarse, tocarse e invertir su orden en la mente humana o en la realidad (cinematográfica) en la que “alguien” del futuro ha desarrollado la tecnología que posibilita abrir puertas temporales. En Interstellar (2014) “alguien” coloca una y apuesta fuerte por el tiempo; en Tenet (2020) insiste con las puertas, pero invierte el sentido del tiempo para realizar un thriller de mucho ruido, de acción explosiva y de menor número de capas que Origen (Inception, 2010). En la primera, el futuro ayuda a la humanidad, en la segunda, la ataca por mediación del villano interpretado por Kenneth Branagh; en la tercera, el tiempo es parte de la mente subconsciente. Es una realidad onírica y personal que puede conectarse con otras.



En Interstellar y Tenet, un hombre es el elegido para salvar a la humanidad, pero esta última es menos íntima que Interstellar, en la que prevalece el equilibrio entre la acción y la intimidad de su protagonista en el amor y frente al destino de la especie humana ante el final de la vida en la Tierra. En Tenet también apuesta por la acción rompecabezas y por ofrecer las piezas que considera precisas mientras aguarda a destapar el resto y poner el conjunto en orden. En esto, su cine también es fiel, pues juega con la percepción del público; al menos lo intenta a base del montaje y de jugar con los distintos marcos espacio-temporales de sus  películas. Lo hace en analepsis, en sueños o en viajes en el tiempo. Todo está medido al milímetro para que encaje en su idea, en la que nada deja al azar; otra cuestión es si la maquinaria funciona como un reloj o como una cafetera cuyo nerviosismo parece indicar que se ha bebido su propio contenido. Así, en una trama puzzle, el protagonista de Tenet obtiene su primera pieza en una palabra, la que da título al film, y, a partir de ella, descubre que el mundo se encuentra al borde de su destrucción. No tiene un momento de respiro; la pausa no es una opción para el protagonista y su fiel escudero, si quieren salvar el presente de su destrucción total. Es consciente de cuanto le rodea, pero, como James Bond o Ethan Hunt, ni se inmuta. No pregunta mucho y menos se cuestiona y reflexiona sobre el mundo ambiguo, crepuscular dicen cuando copian a Walt Whitman, que pretende salvar sin pensar quien maneja realmente los hilos. Profundizar en el asunto no es función; el es el héroe de su historia, así que cada quien que forma parte del público, reflexione por él, si es que en Tenet encuentran algo en qué pensar, tal vez nuestra huella en la historia, esa idea que apunta nuestro contacto con la posteridad, a la que dejamos nuestro rastro mediante el uso de la tecnología ya cotidiana. En realidad, poco importa llegar a una conclusión, porque esta no sería más que un comienzo, que es donde se encuentra el agente protagonista al principio y al final de su historia. Poco se sabe de él, salvo que es un profesional y, como tal, acepta el reto y el juego, aunque este escape a su comprensión y a la normalidad temporal que había conocido hasta ese instante en el que descubre que vive en un mundo donde dos tiempos contrarios chocan intentando dominar un mismo espacio, lo cual resulta altamente inestable…




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