miércoles, 22 de febrero de 2023

El señor de la guerra (2005)


El cine, sobre todo el estadounidense, y también el mundo real se encuentran llenos de tipos listos que lo tienen claro, individuos como Yuri Orlov (Nicholas Cage), que sabe que el mundo está lleno de posibilidades. Solo hay que saber dónde buscarlas, meter mano, mejor las dos sin el menor miramiento, o esperar a que la fortuna llame a la puerta y eche abajo lo que parecía de acero. El sistema soviético se derrumba y su caída pone fin a la guerra fría y esto posibilita que Yuri tenga acceso al arsenal que, sin asomo de conflicto moral, transforma en millones y millones de dólares que le permiten un nivel de vida de fantasía y casarse con Ava (Bridget Moynaham), la mujer soñada. Aunque oriundo de Ucrania, Yuri es hijo del país donde nació y hace suya su filosofía capitalista y liberal. De modo que toma la promesa del sueño americano y hace que se cumpla, aunque lo haga en la ilegalidad y a costa de vidas humanas. Pero él se justifica con un simple y efectivo que no es quien dispara las armas que vende; y de no ser él, otros las venderían. Cierto, es cínico, pero no hipócrita. Además, afirma que <<Lo malo de ser honrado es que cuesta mucho ganar dinero>>. Así es el protagonista y también narrador de El señor de la guerra (Lord of War, 2005), un tipo desenfadado, orgulloso de sus logros y sin el menor asomo de arrepentimiento por su medio de lucro. La voz de Yuri expone sus recuerdos y su perspectiva, en cierto modo influenciada por el estilo y el desenfado practicados por Martin Scorsese en Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990). Desde los años ochenta, aprovechando todos los conflictos armados, el narrador vende a cualquiera que pague. Se justifica asegurando que hay 500 millones de armas de fuego repartidas por el mundo, con mayor porcentaje en África, debido a los numerosos conflictos entre señores de la guerra, lo que vendría a ser algo así como que uno de cada doce habitantes del planeta tiene un arma. Para él, el dinero es importante, pero no es por el dinero; es porque se le da bien. Así se lo explicará a su mujer, a quien mantiene en la ignorancia y quién descubre, tras la visita del agente Jack Valentine (Ethan Hawke), la verdadera ocupación laboral de su marido. Yuri cuenta la suerte que para él significó la caída del comunismo soviético, pues el film de la Unión Soviética generó un excedente armamentístico del que él se haría cargo; habla de su hermano Vitaly (Jared Leto), de su peligrosa e inestable asociación con el dictador Baptiste (Ramon Walker), de su matrimonio con Ava y del juego del gato y el ratón que mantiene con Valentine, quien ignora que las reglas no son las que indica la ley, sino las que convienen a los distintos intereses. Y lo hace consciente de llevarnos la delantera, porque es su historia, la de un hombre de negocios en un mundo en el que todo parece ser negocio.




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