jueves, 2 de febrero de 2023

Exterior noche (2022)


En sus seis episodios Exterior Noche (Externo notte, 2022) va dando forma a un retrato íntimo de la Italia de finales de los años setenta, un momento crucial para la sociedad, la política y el futuro transalpinos. Para ello, Marco Bellocchio se decanta por un ritmo pausado, pero sin pausa ni rellenos que adornen. Su ambientación y la estética, así como las interpretaciones son espléndidas y la mano de Bellocchio al frente es seguro narrativo, además de un saber hacer incontestable: tanto su maestría de cineasta como el buen gusto que exhibe al apostar por la diversidad de puntos de vista —En Buenas días, noche (Buongiorno, notte, 2003) se había decantado por exponer el secuestro de Aldo Moro desde la perspectiva de una joven de las Brigadas Rojas—. Los presenta con la suficiente inteligencia para saber combinarlos y exponer los hechos concediendo importancia similar a los personajes, que tienen su momento de protagonismo sin que Belloccio precise acelerar su presencia ni las situaciones, que nunca desarrolla en superficie; sencillamente deja que fluyan en los protagonistas a lo largo de los seis capítulos que completan el testimonio al tiempo que se preguntan por aquel momento de los setenta que la serie mira desde las más de cuatro décadas que la separan de los hechos que expone; tiempo más que suficiente para poder reflexionar sobre el ayer descrito en la pantalla.



Exterior noche es la primera serie realizada por este veterano cineasta italiano que debutó allá por la década de 1960, cuando el cine buscaba revolucionarse, a la par que también lo hacía medio mundo: la liberación de las últimas colonias, el deshielo, protestas juveniles y movimientos que buscaban romper con el viejo status quo y hacer cumplir las promesas. La situación de Italia tras la Segunda Guerra Mundial deparó el nacimiento de la democracia y el largo gobierno de la Democracia Cristiana. El Partido Comunista Italiano contaba con un gran número de electores, era una fuerza que siempre aspiraba a arrebatar el poder a la formación que en 1978 presidía Aldo Moro, el eje sobre quien gira este film de Bellocchio, film porque, igual que Berlín Alexanderplatz (Rainer Werner Fassbinder, 1980), Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, Ingmar Bergman, 1973) o Los pazos de Ulloa (Gonzalo Suárez, 1985), se trata de una propuesta cuya concepción es cinematográfica. Compuesta por seis partes, la historia que nos cuenta el director italiano detalla los últimos días de Moro, su secuestro, su muerte, pero lo hace desde diferentes perspectivas: la de la víctima, la del ministro del interior, la del Papa, la de los terroristas, la de Eleonora Moro y de nuevo regresa a la víctima para cerrar una etapa cuyo trágico broche abre otra que sería continuación de la misma. El tono, por momentos onírico, de Exterior noche apuesta por ser subjetivo y ahí reside uno de sus aciertos, pues no hay época ni historia que deje de ser hija de la subjetividad de su momento, así como de quienes la interpretan. En lo que todos los protagonistas están de acuerdo es en Moro, en que se trata de un hombre de valores tradicionales, familiar, religioso, pero de mente más abierta que la de sus compañeros de partido, Andreotti entre otros, y que comprende la necesidad de diálogo y de la apertura del poder a partidos que, como los comunistas, vienen pisando fuerte desde la posguerra. En definitiva, aunque conservador, Moro es un renovador y, como tal, choca con los intereses de su partido; pero sus secuestradores, radicales marxistas cansados de esperar el cambio, lo ven como el objetivo para sus reivindicaciones, sin comprender que su víctima es la llave para cambiar de modo pacifico, la única vía democrática legal y válida, el panorama político italiano…




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