miércoles, 22 de octubre de 2025

State and Main (2000)


El inicio de siglo llevó a David Mamet a la comedia coral sobre el rodaje de una película en una pequeña y tranquila localidad del fronterizo estado de Vermont, al noreste de Estados Unidos, en la que el prestigioso dramaturgo enreda la situación para desvelar, desde un tono irónico, en ocasiones satírico, algunos aspectos que el público desconoce porque no asoman en la pantalla ni en las alfombras rojas. Tampoco los sacan a relucir los departamentos de publicidad de los distintos estudios ni los medios, salvo que alguna revista o programa los descubra y pretenda aumentar sus ventas o su audiencia con titulares y fotos exclusivas que apelen a la morbosidad pública. Así, a lo largo de los minutos, van asomando desde los caprichos de las estrellas hasta la resolución de problemas con las autoridades locales, pasando por el comportamiento del director (William H. Macy), un tipo que puede ser ángel o diablo, según le exija la situación —esas dos caras las muestra, por ejemplo, con su actriz—, y del productor (David Paymer), que es infernal a jornada completa, aparte de abogado, y amenaza con las llamas del infierno a quien ose enfrentársele; o del popular actor (Alec Baldwin) cuyo principal problema es su afición a las menores como Carla (Julia Stiles), que se deja querer sin el menor disimulo, y de la famosa actriz (Sarah Jessica Parker) que no quiere enseñar los pechos en la película —lo cual contradice el comentario de que todo el público podría dibujarlos con los ojos cerrados—, mas no duda en mostrárselos al guionista (Philip Seymour Hoffman) cuando se le presenta en la habitación inesperadamente. Pero Mamet no dramatiza, tampoco ensalza, ni busca como el más mitómano y sentimental François Truffaut en la mítica La noche americana (La nuit Américaine, 1977) un homenaje al cine —y a su amor por el cine y a los cineastas que admiraba—, ni muestra un rostro amable como Alan Alda en Dulce libertad (Sweet Liberty, 1985), que hace algo similar a Mamet, pero siendo más ligero en su critica.


El director de Las cosas cambian (Things Chage, 1988) pretende una crítica y lo hace simpático, empleando su ironía, aunque sus simpatías sean para los representantes del teatro, de quienes hace su héroe y su heroína: Joe, el autor teatral y guionista que debe elegir entre su ambición profesional y su honestidad, y Anne (Rebecca Pidgeon), la librera y directora escénica aficionada que se convierte en la guía moral de la película y del inocente escritor a quien se descubre desorientado, pues se trata de su primer trabajo para el cine; y lo que ve, no sabe cómo explicárselo. Como no podía ser de otra manera, tratándose de una obra de Mamet, en este caso cinematográfica, State and Main (2000) es una película de personajes, de relaciones entre ellos, de diálogos y situaciones en las que lo importante son los aspectos humanos: los comportamientos, las impresiones, las decisiones…, Mas Mamet aprovecha para destacar la importancia del guionista, para que haya historia, al tiempo que muestra que el escritor cinematográfico de Hollywood carece de la relevancia —salvo que seas uno de los grandes directores-guionistas: Preston Sturges, John Huston, Billy Wilder, Robert Rossen, Joseph L. Mankiewicz…— que sí tiene el teatral de Broadway, que sería el eje sobre el que gira la producción escénica. Mamet no se muestra insistente para señalar estas cuestiones, le basta con reírse de ellas.

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