sábado, 14 de mayo de 2011

El día de los tramposos (1970)


Uno de los títulos más atractivos y menos conocidos de Joseph L.MankiewiczEl día de los tramposos (There Was a Crooked Man..., 1970) se disfraza de western, aunque no tarda en desvelar su verdadero rostro: el de un juego ingenioso, inteligente y simpático. En contra de lo que se pueda pensar inicialmente, la propuesta no se aleja del cine de Mankiewicz, ya que si se observa con detenimiento, se encuentran muchas de las constantes de su cine, que se presentan en este duelo de inteligencias que enfrenta a los dos personajes principales, Paris Pitman (Kirk Douglas) y Lopeman (Henry Fonda). Este duelo podría plantear la siguiente pregunta ¿cuánto hay de verdad en este soberbio ensayo de la mentira? (incógnita que la relaciona directamente con La huella y con otras producciones de Mankiewicz). La historia reúne a un grupo de granujas en una prisión, incluso aquellos que representan a la ley y el orden son seres corruptos, capaces de cualquier cosa con tal de conseguir sus propósitos. En este ambiente amoral, Pitman campa a sus anchas, dentro del mismo, puede desarrollar todas sus dotes de persuasión para poner en marcha un plan que le permita escapar de la prisión y disfrutar del sustancioso botín que tiene escondido. Los 500.000 $ son la excusa que da inicio al juego que se va desarrollando sobre ese tablero, la prisión, que llega a convertirse en un escenario por el que se pasean un buen puñado de granujas inmorales y mentirosos, que nunca parecen peligrosos. Uno de estos rufianes es el alcaide, un hombre que pretende negociar con Pitman para que éste le entregue la mitad del botín. Sin embargo, la recompensa de este oficial de prisiones será otra muy distinta y llega cuando se produce un motín que pondrá a otro alcaide en su lugar. Lopeman, el nuevo funcionario, justo y ético, pretende enfocar su mandato hacia la integración de los presos, y para ello necesita ofrecerles las comodidades que anteriormente se les negaban y sobre todo, la colaboración del líder de los reos, que no es otro que Paris. Entre estos (a priori) polos opuestos nace una especie de camaradería, incluso admiración mutua, que les lleva a respetarse y a mantener una relación cordial y nada común entre prisionero y carcelero. ¿Quién es el más moral dentro de la inmoralidad que Mankiewicz nos muestra? A medida que avanzan los minutos vamos cambiando de opinión en repetidas ocasiones, nunca se nos muestra las verdaderas intenciones de los "jugadores" o al menos no del todo. Por ejemplo, Pitman sólo se mueve por interés, eso queda claro, engaña a quien sea y les utiliza como si fuesen marionetas, sin embargo resulta un tipo simpático y a menudo hasta legal, algo que le permite ganarse la confianza de sus compañeros y del espectador. En contraposición se encuentra Lopeman, un hombre aparentemente recto (toda una vida al servicio de la ley), que se rige por unos valores tan encomiásticos que en alguna ocasión hacen dudar de sus verdaderas intenciones. Hablar más sobre El día de los tramposos resultaría negativo para quienes todavía no hayan visto este film cargado de cinismo e ingenio, además de ser muy entretenido, y solo cuando se disfruta su visionado, se comprende la magnífica propuesta realizada por Joseph L. Mankiewicz (combinando western, comedia, intriga y drama carcelario), la cual no encontró la respuesta que se merecía entre el público de su época.

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