jueves, 26 de septiembre de 2024

El libro de Eli (2010)

En la estela de Mad Max 2 (George Miller, 1981) y Mad Max: más allá de la cúpula del trueno (Beyond Thurnderdome, George Miller, 1985), aunque sin la gracia de las secuelas del loco Max interpretado por Mel Gibson, El libro de Eli (The Book of Eli, Albert y Allen Hughes, 2010) no aporta novedad alguna al western postapocaliptico ni a la figura del héroe que, como en tantas otras ocasiones previas y posteriores, se intenta disfrazar de antihéroe. Para lograr el efecto antiheroico, los hermanos Hughes, en un primer momento, describen a su protagonista como un tipo solitario, rápido con las armas, letal para quien se entrometa en su camino y reacio a ayudar al prójimo, porque no es asunto suyo, en un mundo desolado y gris. Este caminante viaja hacia el oeste e, inicialmente, solo se debe a sí mismo. Va a lo suyo, como pueda ir el mutante al que da vida Kevin Costner en Waterworld (Kevin Reynolds, 1995) o mismamente Max, al inicio de las dos películas de Miller. El personaje que interpreta Denzel Washington, Eli, sigue su transitar por un mundo desértico, escaso de agua y de población, la cual se ve obligada al nomadismo —viaja en solitario, en pareja o en grupos reducidos como el que vanamente intenta asaltar al héroe de la función— o se concentra en pequeños núcleos como el pueblo dominado por Carnegie (Gary Oldman), el cacique que toma su apellido del magnate del acero y a quien gusta la lectura y pretende los servicios del desconocido, después de verle en acción, y el libro religioso, ejemplar único, que porta. El villano de turno aduce que las palabras del texto pueden controlar las mentes débiles y él quiere para sí la capacidad de someterlas. Claro que el cacique local y sus colaboradores ignoran lo que, ya desde el primer momento, el público sabe sobre el extraño: que se trata de alguien que no dejará que se lo arrebaten y que, además, tiene “corazón”, como demuestran la misión que se atribuye —llevar las palabras del libro allí donde sirvan para liberar— y su relación con Solara (Mila Kunis), la heroína y su aprendiz, claro…



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